El rol tradicional de la publicidad Lo que siempre le hemos pedido a los anuncios, desde finales del siglo XIX, cuando la publicidad surge al calor de la revolución industrial, es un impulso comercial. La publicidad ha venido funcionando como una veta de retórica orientada a llamar nuestra atención a cualquier precio (incluso interrumpiéndonos o luchando contra nuestra reacción natural de bloquear mensajes no solicitados).
Una visión excesivamente simplista que se limita de forma casi exclusiva a centrarse en que dispositivo llevamos en nuestro bolsillo y cuál es la última aplicación que está despuntando en el App Store de turno. Con esto no pretendo que el consumidor de a pie se convierta en un experto en este campo, pero si que al menos las partes implicadas- empresas, medios, agencias, consultores si que hagamos un ejercicio de mayor profundidad y sobretodo de culturización.
Más abajo tengo una sorpresita para la que voy a pedir tu respuesta. Pero antes quiero comprobar tu agudeza visual. A ver si eres capaz de ver la diferencia entre estas dos imágenes: La de la izquierda es un SMS que recibí de una respetada empresa con tiendas por media Europa. La de la derecha es de un espabilado espammer.
Es una pena con lo grande que es la red de Display El viernes pasado, revisando la cuenta de un alumno, vi algo que se repite con demasiada frecuencia: la campaña de Display pedía a gritos que tirásemos la toalla. La campaña de buscadores presentaba una ratios admirables, con abundantes conversiones y a menos de 10€ cada una, mientras que la de Display sólo tenía una conversión y a casi 300€ de coste. No. Aquí se lucha hasta el final. No por cabezonería, sino porque el premio final es demasiado grande como para no darlo todo.