¿Para qué quieres ser más productivo si no sabes hacia dónde vas?
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- Agosto 2020
- Fecha de publicación
- Agosto 2020
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Consultor, mentor y formador con más de 20 años de experiencia en gestión y dirección de empresas y organizaciones.
Profesor del área Executive en las habilidades de Productividad con Propósito y Presentaciones Épicas.
Autor del libro El viaje: Una vida con propósito.
Eres una persona muy ocupada; tienes multitud de frentes abiertos en el entorno personal y en el profesional. Entre estos frentes se encuentran cosas que hacer: tareas, trabajos, proyectos, recados, planificar asuntos, encargarte de otras personas, etc. Pero además tienes muchas cosas que visitar, estudiar, revisar, disciplinas en las que formarte y, sobre todo, muchísimas cosas que ver (noticias, series, pelis, fotos, vídeos de YouTube...). Abrumador, ¿no?
Los días no tienen suficientes horas y quieres, necesitas, hacer más cosas y más rápido. No eres el único. Además, te has dado cuenta de que, a no ser que cambies a otro sistema solar donde los ciclos de sol sean más largos, no llegas a todo. Puedes apoyarte en la productividad personal; tiene sentido. Sirve para poner un poco de orden en estas circunstancias.
Incómodo ante esta situación, probablemente hayas hecho un curso de gestión del tiempo, te hayas comprado un libro, hayas leído unos cuantos blogs o hayas asistido a uno de los cientos o miles de webinars que inundan Internet en estos tiempos con la esperanza de sacarles más partido a tus días.
Voilà! Con algunos trucos, herramientas, alguna app y una disciplina férrea, ahora haces más cosas en el mismo tiempo. Puede incluso que te hayas atrevido con alguno de los sistemas de productividad más famosos como GTD (Getting things done), ZTD (Zen to done) o Agile results. Genial: acabas de convertirte en un hámster corriendo más rápido en tu rueda. Lo siento por ti. ;)
Cuando gestionas el tiempo, resulta que estás haciendo un encaje de tipo Tetris entre las horas que tienes disponibles y todas las cosas que tienes que hacer. Si optimizas tu sistema productivo, el tiempo ahorrado se convierte en un nuevo hueco para rellenar. ¿Y sabes con qué lo rellenas? Con más tareas.
Así que tu vida se convierte en un infierno de estrés y ansiedad. De este modo jamás verás la luz al final del túnel. Quizá lo que veas es otro tipo de luz brillante en un túnel (ya sabes a la que me refiero). Tú juega.
Estamos en el momento en el que hay más «cosas» para hacer (todo lo que pueda llegar a nuestro universo productivo) que tiempo material para ello.
A estas alturas ya te habrás dado cuenta de que no es el tiempo lo que has de gestionar. Tienes que gestionarte tú. Esto significa dedicar tu esfuerzo y energía a hacer aquello que te aproxima a tus objetivos y, claro está, lo primero que has de hacer es establecer tus objetivos.
¿Cómo demonios lo hago?
Pues toma nota de estas dos sencillas y poderosas herramientas:
- Define tu propósito de vida o ikigai. Es el motivo que hace que te levantes todos los días de la cama con la energía al máximo para abordar la gran jornada que tienes por delante. Okinawa, una isla al sur de Japón, cuenta con el mayor número de habitantes más longevos del mundo. Se atribuye esa longevidad a la alimentación, la vida social y a que todos tienen perfectamente definido su propósito de vida y, aun siendo mayores, muy mayores, dedican parte de su tiempo a cumplir con su propósito. Por cierto, nosotros no lo hacemos nada mal: España está en segundo lugar como país con mayor esperanza de vida del mundo.
- Equilibra todas tus áreas básicas. Está genial tener un propósito de vida, pero no deberías dejar de lado otras áreas de tu vida. La herramienta que deberías trabajar es la rueda de la vida. Selecciona para cada área (relaciones sociales, ocio y esparcimiento, mente, salud y bienestar, finanzas y economía, familia, actividad intelectual, etc.) los logros o sueños que te gustaría alcanzar para tener una vida equilibrada.
Una vez que tienes claro hacia dónde has de ir, toca hacerlo de la mejor manera posible.
Esto significa:
a) Poner el foco en pocos proyectos y objetivos a la vez para no abrumarte.
b) Evitar la multitarea y ser implacable con las interrupciones.
c) Trabajar la atención (sí, también se entrena) y mantener a raya a los ladrones de tiempo.
d) Decir mucho más «no» y «ojalá pudiera».
e) Sobre todo, saber discriminar entre lo importante y lo urgente... entre lo que me aproxima a mis objetivos y lo que no.
Y si quieres entrar en las grandes ligas de las personas que hacen que ocurran cosas en su vida, debes disponer de un sistema de productividad propio, uno que se adapte a tu naturaleza y casuística. Es posible y saludable.
Pero todas estas cosas y muchas más ya las sabes... y darían para otro post.
«No hay nada tan inútil como hacer con gran eficiencia algo que no debería haberse hecho en absoluto». Peter F. Drucker
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