Consultor, mentor y formador con más de 20 años de experiencia en gestión y dirección de empresas y organizaciones.
Profesor del área Executive en las habilidades de Productividad con Propósito y Presentaciones Épicas.
Autor del libro El viaje: Una vida con propósito.
El elevator pitch (discurso del ascensor) es uno de esos términos que se ponen de moda y que todo el mundo presume de hacer y de utilizar. Este mundo se ha dividido en las personas que tienen un pitch y en las que no lo tienen. Y a su vez, en las personas que tienen un discurso limpio, claro y efectivo, en las que lo tienen pestilente y en las que arrancan bostezos. ¿Qué tipo de persona eres tú?, ¿qué tipo de discurso tienes?
Eres una persona muy ocupada; tienes multitud de frentes abiertos en el entorno personal y en el profesional. Entre estos frentes se encuentran cosas que hacer: tareas, trabajos, proyectos, recados, planificar asuntos, encargarte de otras personas, etc. Pero además tienes muchas cosas que visitar, estudiar, revisar, disciplinas en las que formarte y, sobre todo, muchísimas cosas que ver (noticias, series, pelis, fotos, vídeos de YouTube...). Abrumador, ¿no?
Ya estás notando que trabajar desde casa es muy distinto a hacerlo desde la comodidad de tu oficina. Existen otros elementos y factores nuevos con los que tienes que lidiar a diario más allá del máster acelerado que has tenido que cursar sobre el uso de multitud de nuevas herramientas de trabajo en remoto.
Miremos el lado positivo de lo que está sucediendo: tenemos una magnífica oportunidad para pensar sobre productividad ante este nuevo reto de trabajar desde casa. En nuestras manos está el mejorar de manera drástica nuestra productividad. Puede que hasta sentemos un precedente y el trabajo deslocalizado se vea a partir de ahora como una buena alternativa a raíz de esta crisis, que no será la última. El punto de partida es identificar y saber diferenciar lo importante de lo urgente, la eficacia de la eficiencia: