Estamos viviendo en estos tiempos una serie de acontecimientos que no dejan de sorprendernos por lo disruptivo de su naturaleza. Posiblemente, me atrevería a aventurar, que no hemos vivido una situación de zozobra similar en los últimos 40 años.
A estas alturas nadie duda de que la inteligencia artificial (IA) ha revolucionado numerosos aspectos de nuestra vida cotidiana, desde la atención médica hasta el entretenimiento. Cada vez está impactando más de lleno en nuestra vida y se espera que el tamaño del mercado global de esta tecnología aumente un 37% del año 2023 al 2030, según Grand View Research.
Todos los negocios y empresas que tienen presencia en Internet ya sea a través de páginas web o en redes sociales, independientemente de su tamaño, tienen un objetivo primordial: aumentar su visibilidad y por tanto sus ventas. Para conseguirlo, es necesario medir la evolución que tienen esas ventas en función de las acciones que llevamos a cabo. ¿Qué estamos haciendo bien? ¿Qué consecuencias tienen estas u otras acciones comerciales? ¿Cómo podemos mejorar esos resultados?
En un contexto en el que la competencia es más fuerte que nunca, resulta indispensable diferenciarse y ofrecer una atención única al cliente, estableciendo incluso una conexión emocional con él y personalizando el servicio para fidelizarlo al máximo. Sin duda, se trata de un aspecto fundamental para cualquier empresa que busca mantener la satisfacción y fidelidad de sus clientes.