El liderazgo en tiempos de teletrabajo: un salto cualitativo para equipos más virtuosos que virtuales

En tan solo una semana, como sociedad hemos dado pasos de gigante en cuanto a cambios organizacionales. Lo que hace unos días se contemplaba en el horizonte y no se abordaba, pues había otros asuntos más urgentes, al menos para algunas personas, ha pasado a ser el modus operandi en los equipos de trabajo. Entornos digitales, comunicación virtual, herramientas colaborativas y numerosas posibilidades que se abren a los ojos de los que pueden ver las oportunidades que se avecinan y los retos que ya estamos superando. Nuestra capacidad de resiliencia, de adaptación y flexibilidad es tan sorprendente que una vez más reitero la frase «el límite está en nuestra mente».

Liderazgo y teletrabajo, ¿qué cosas debemos tener en cuenta para su gestión?

Sin embargo, me surge una pregunta para reflexionar y es hasta qué punto los estilos de liderazgo que veníamos aplicando en el entorno «off» nos sirven para el mundo «on». ¿Qué es diferente? ¿Qué debemos tener en cuenta a la hora de gestionar, dirigir, liderar y empoderar a nuestros equipos? Estas son las mías, pero te animo a que compartas tus sugerencias:

• Propósito: En el entorno virtual es fundamental establecer un canal de trabajo compartido por todos en el que el objetivo y propósito esté claro y sea concreto con unos plazos de finalización de tareas/proyectos/compromisos.
• Autonomía: Flexibilidad y libertad para la autoorganización personal. Dejar espacio confiando en que las personas son «propietarias» de su proceso y su gestión.
• Aprendizaje: Fomentar e incentivar el conocimiento mediante el descubrimiento de nuevas herramientas, contenidos y sistemas que puedan facilitar el trabajo y ser más productivos.
• Bienestar: En este entorno es clave la escucha activa. Como bien sabemos, no todas las personas han de tratarse igual, sino como necesitan ser tratadas. Por ello es muy importante aquí la habilidad de darle un «toque humano» a la comunicación, personalizando el mensaje o la acción hacia lo que cada uno pueda necesitar: la frecuencia con la que tienen que ser contactados, los canales en los que se sienten mejor (email, llamada o Skype…), la organización del trabajo o la claridad en los roles… Escucha a tu equipo y favorece su bienestar desde la flexibilidad.
• Humanidad: Las conexiones con el equipo desde el entorno de nuestra casa ofrecen cercanía, familiaridad, confianza y sobre todo hacen sentir que estamos en el mismo barco. Olvídate de poner detrás de ti un roll-up corporativo; estamos en momentos humanos. Sé como eres tú.
• Compartir: Una vez terminado el tema de tu reunión, es positivo compartir lo que te funciona a ti para llevar mejor el día a día: qué entrenamientos haces, qué libros lees o qué nuevas herramientas has descubierto. Acerca y flexibiliza la comunicación; el momento requiere humanidad y qué mejor que nuestra propia naturalidad.
• Descubrir: Es un momento excelente para seguir descubriendo las fortalezas de las personas del equipo. Quizás hay personas en tu equipo que poseen conocimientos para liderar un grupo de trabajo on line; otras han trabajado con herramientas de gestión de proyectos y son las más adecuadas para estructurar tiempos; o bien algunas de ellas tienen creatividad para potenciar nuevas ideas, servicios o proyectos no contemplados hasta la fecha.

Hay personas que hablan de que todo esto pasará, lógicamente, y volveremos a la normalidad. Mi opinión y deseo personal es que ya no habrá normalidad. Esta situación nos ha cambiado a todos: seguro que hay cimientos personales que se han movido, pues de un día para otro dejamos de tener todo lo que considerábamos un derecho y no apreciábamos (acercarte a las personas que quieres, pasear al aire libre, abrazar, besar, divertirte con tus amigos o poner la mano en el hombro a la persona que quiere un mensaje de ánimo…), y por supuesto también ha cambiado nuestra forma de relacionarnos en el entorno laboral.

Ya estamos en el liderazgo de entorno VUCA del que tanto hablábamos, en el que decíamos que las claves de gestión de los equipos requerían un perfil:

1. Inspirador: Para alentar nuevas soluciones y pensar de forma original.
2. Imaginativo: Para compartir las ideas locas que surgen en los equipos.
3. Intuitivo: Para saber leer y escuchar las emociones no expresadas.
4. Integrador: Conocer a las personas para crear equipos en los que las capacidades y competencias sean diversas y se consigan equipos autogestionados y de alto rendimiento.

Estamos sumergidos en una tormenta perfecta que ya ha transformado nuestros paradigmas, por lo que la evolución está garantizada.

Ya no es una cuestión de elección, como hablábamos hace apenas una semana, sino que es una cuestión de adaptación, aceptación y acción, es decir, aprendizaje para poner en valor lo mejor que tenemos como seres humanos, nuestra capacidad de salir adelante siempre y transformados en mejores personas.

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