- Fecha de publicación
- abril 2019
- Business
- Artículo
Profesora del EMBA y del MBA de Dirección y Organización de Personas en ESIC. Desarrollo y aprendizaje de Personas; conferencias sobre Gestión del talento y sobre el impacto de la transformación digital en la dirección de personas y en la colaboración de los equipos.
Un alto porcentaje de los trabajadores agradecerían a sus jefes la posibilidad de realizar teletrabajo, pero ¿por qué todavía hoy el solicitarlo se convierte en una conversación difícil para algunas personas en su empresa? Se me ocurren varias respuestas: puede que la sombra inquietante de la “cultura del presentismo”, de esa falsa sensación de control por ver físicamente a los empleados en sus puestos, siga recorriendo los pasillos de algunas empresas.
En plena era digital, en la que encontramos miles de razones por las que el teletrabajo impacta de forma positiva en los indicadores económicos, en la salud y en el medio ambiente, tropezamos con resistencias reales y prejuicios para teletrabajar.
En el siglo pasado, muchos empresarios españoles tendían a pensar que el teletrabajo suponía una pérdida de tiempo por parte de los empleados y por consiguiente, una bajada del rendimiento. Aún hoy quedan retazos de esa cultura y por eso escribo estas líneas, para llevar la mirada hacia los retos actuales y futuros.
¿Cuáles son los beneficios del teletrabajo?
Para empezar, os invito a que reflexionéis sobre la respuesta a estas preguntas:
- ¿Cómo recupero la inversión en metros cuadrados de oficina?
- ¿De verdad necesitan estar todos los empleados físicamente en la oficina para realizar las tareas que les permiten conseguir sus objetivos?
- ¿Cómo impactan esas horas en los atascos, en el medioambiente y en el estado de ánimo de las personas?
- ¿Qué retorno tiene esa sensación de no llegar a todo porque tienes que estar en varios sitios a la vez? Es físicamente imposible, pero he visto gente que lo ha intentado.
El permitir a las personas trabajar desde otro lugar que no sea “su sitio en la oficina” les ayuda a organizar su tiempo de manera más efectiva.
En los últimos años, se han incrementado notablemente las empresas que apuestan por este sistema. Según publica el Economista.es, en España realiza teletrabajo un 7,4% de los empleados, una cifra por debajo aún de la media de la Unión Europea. Un dato relevante es que, en los dos últimos años, el 25% de los empleos generados, según un estudio realizado por Adecco, correspondió a teletrabajadores.
Otro dato interesante es el ahorro de hasta un 30% de los costes en infraestructura, tal como publica el Observatorio de RR. HH. Las tasas de absentismo han caído hasta un 31% (gestionpyme.com). Además, el 80% de las personas que he entrevistado durante los últimos cinco años consideran que el teletrabajo favorece la conciliación e impacta también en la percepción de satisfacción que experimentan.
La imagen que transmiten las empresas que ofrecen esta alternativa a sus trabajadores es de más innovadoras y ágiles pues, al adecuar e incorporar nuevas tecnologías de comunicación, demuestran que están actualizadas de cara a los clientes.
No es oro todo lo que reluce
Como hemos visto anteriormente, implantar una estrategia de teletrabajo supone grandes ventajas para la empresa, aumenta el bienestar y ejerce un efecto positivo sobre todos los miembros del equipo. Como todas las cosas en la vida, se enfrenta a diversos retos:
- Mal implantada puede conducir a resultados menos favorables.
- Hay que asumir un coste del control de los trabajadores con teletrabajo. Si este tiene fisuras, puede conllevar un rendimiento negativo.
- Si no se dejan claras las directrices, se puede producir tanto una desjerarquización como una menor identificación del empleado con la empresa en la que trabaja.
- Por último, puede derivar en un aislamiento físico del empleado, que queda desconectado en su casa sin un flujo comunicativo regular, un hecho que podría provocar la falta de compromiso de la persona o apatía hacia su cometido.
Retos que afrontamos con el teletrabajo
Analizar el impacto del teletrabajo en los procesos, en los recursos y en los modelos de comunicación es un primer paso. En este viaje hacia el teletrabajo desempeñan un rol clave los líderes, los que se enfrentan al desafío de gestionar personas con las particularidades de cada una y los alicientes de variables como el tiempo y el lugar, es decir, el reto es tener un equipo que no está físicamente ubicado en el mismo sitio y que además trabaja con diferentes horarios.
¿Qué patrones de comportamiento y rutinas de comunicación hay que generar para seguir manteniendo al equipo cohesionado e informado? ¿Cuál es el desafío para los líderes que cuentan en sus equipos con unas personas que teletrabajan y otras que no?
"Quizás ahora más que nunca invertir tiempo de verdad en la gestión de personas desempeña un papel crucial".
Digo “de verdad”, porque aún me tropiezo con frases del tipo “no tengo tiempo para mi gente”. Esta sentencia, que entiendo que se dice entre “no me da la vida” y “la agenda me tiraniza”, me lleva a preguntar: entonces, ¿cuál es tu rol en el equipo y qué pueden esperar de ti?
Ahora es cuando más hay que asegurarse de que cada miembro del equipo sabe lo que se espera de él o de ella: encontramos los hechos por los que reconocernos; somos ejemplos para consolidar la cultura del feedback permanente; encontramos los espacios para conversar y compartir, porque la comunicación será el ingrediente básico para que las cosas se desarrollen como se espera, y sobre todo, mantenemos el sentido del humor. ¡Vamos, lo que se hace en el día a día, aunque quizás ahora cuidando que ocurra siempre!
Considerando todo lo expuesto, el teletrabajo no se puede aplicar a todos los tipos de empleo ni es viable en todas las empresas, pero en aquellas donde sí es posible, puede suponer un gran acicate para mejorar los resultados, el medioambiente, el bienestar y la felicidad de las personas que las integran.
Por lo tanto, animo a la reflexión y al estudio a aquellos que pueden implementarlo en su empresa, pues es el primer paso de un viaje que casi me aventuro a decir que será inevitable.
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