- Fecha de publicación
- Diciembre 2019
- Tecnología
- Artículo
Profesor del Departamento de Economía de Finanzas de ESIC y miembro de los claustros docentes del MDF y EMBA. Consultor con una larga trayectoria en banca y mercados financieros; experto en finanzas internacionales y de empresa.
Desde el principio, apenas se conocieron los primeros los detalles del proyecto, he considerado que libra es un auténtico desafío monetario, y así lo manifestaba en este blog a las puertas del verano de este 2019 cuyo balance estamos cerrando.
Por qué libra se ha convertido en un desafío monetario
En todo este tiempo, los acontecimientos sobrevenidos se han encargado de confirmarlo en dos planos muy significativos de esta criptomoneda a mi modo de ver. El primero de ellos es el efecto que desencadena su mera aparición en la forma de actuar de los diferentes grupos de interés implicados.
Comencemos por la criptocomunidad, que, en un principio, acoge este protocolo como un acontecimiento positivo al considerar que con libra se pueden terminar de romper barreras y consolidar vías de adopción para las criptomonedas en general. Sin embargo, a medida que el tiempo avanzaba, el proyecto ha sido deslegitimado conceptualmente desde la propia comunidad por no cumplir dos parámetros —descentralización y ausencia de respaldo— que lo alejan mucho del ADN primario de una autentica criptomoneda. Otro movimiento interesante en este ecosistema ha sido el de los teóricos iguales y competidores de libra, los stablecoins, en el que dos de ellos, tan representativos como son dai y theter, se afanan por no perder protagonismo en este segmento de mercado; por no decir que luchan por atribuirse el rol de dólar digital.
Del posicionamiento de los principales actores del sistema financiero —los bancos centrales y privados— ya anticipado y comentado en este blog, a estas alturas cabe resaltar que, si bien han marcado distancias con el proyecto en forma de regulación, también han aprovechado su efecto e incluso su estructura en tres tipos de acciones concretas:
- Asia hace dos grandes movimientos en el tablero: China lanza DCEP, su moneda digital y la que puede convertirse en la primera criptomoneda estatal. Pero además, de cumplirse los augurios de Saxo Bank, está por venir nada menos que una nueva moneda digital de reserva continental asiática para competir con el dólar americano como activo de reserva mundial: la Asian Drawing Right (ADR).
- Los Estados, poderes públicos que en todo el mundo, a través de sus organismos multilaterales (G7, G20, Banco Internacional de Pagos, Fondo Monetario Internacional) o incluso de sus propios órganos ejecutivos como la Comisión Europea, vigilan libra muy de cerca para garantizar que no interfiera en sus políticas monetarias y, de paso, tratar de conformar una estricta regulación de control que sea homogénea a nivel internacional.
- Los banqueros privados, haciendo uso del conocido proverbio «si no puedes con tu enemigo, únete a él», quieren defender y asegurar su posición en el tablero. En este sentido, es más que significativo el reciente mensaje de fondo que, a través del gobernador del Banco de España, lanzó el Comité de Supervisión del Banco Internacional de Pagos. En él aboga por un papel activo de los bancos en el criptomercado para que actúen como entidades de custodia de los activos de respaldo de stablecoins o, incluso, como auténticos exchanges. A partir de aquí, no es de extrañar que, por ejemplo, los banqueros alemanes estén abiertos a operar activamente en este segmento de mercado desde el próximo año.
Nos queda, por último, analizar el posicionamiento del grupo que tiene la clave en un aspecto crítico para la viabilidad de libra: el nivel de adopción. Aquí nos encontramos con un sondeo que se enmarca temporalmente en el inicio del proyecto, pero revela una tibia acogida entre los usuarios, pues apenas una tercera parte (el 35,5%) de los consumidores declaran ser usuarios convencidos de esta moneda digital. Esta notable falta de confianza probablemente se asienta en el temor del gran poder de concentración de datos que manejaría el consorcio Calibra.
El segundo plano de los dos mencionados en el inicio lo constituyen las importantes dificultades que libra tiene aún que sortear para hacerse realidad y dejar de ser un proyecto, dificultades que además se plantean en muy diferentes y complejos frentes de actuación:
- Aspectos técnicos que aseguren la escalabilidad y eficiencia del token.
- Regulación, probablemente el frente más complejo y donde se está jugando la partida ahora para que su uso no esté restringido y no se pongan más trabas en el camino.
- Confianza para que, con una regulación favorable, su nivel de adopción no tenga fronteras.
Solo tras cerrar estos tres principales y nada fáciles frentes, libra podría acreditarse, tal y como sus propios creadores la definen, como una criptomoneda: sencilla, inclusiva y global. In that order.
Dibujada la situación actual del proyecto libra, con sus luces y sus sombras, no me resisto a cerrar este post compartiendo una reflexión, más sobre la estrategia que sobre la estructura, sobre las grandes paradojas que se evidencian en su construcción y las consecuencias que estas puedan tener finalmente.
Algunas son las ya citadas, relacionadas con el núcleo, como es la centralización en torno a un consorcio que rompe el esquema P2P; como también lo es el hecho de que una moneda digital que se presenta como dinero privado esté respaldada por dinero fiat o deuda denominada en este; por no hablar de la aparentemente fría acogida de sus adeptos o potenciales usuarios que expresa serias dudas sobre la confiabilidad que transmite en el ecosistema.
Otras paradojas son más recientes y están asociadas a intangibles, pero son tan significativas como que desde el propio consorcio Calibra se arroguen el papel de defensores de la posición de EE. UU. frente al imparable y ya mencionado avance de China en este moderno escenario de guerra geoeconómica que también suponen las criptomonedas: una criptomoneda privada con sentido patriótico.
Y es que todas ellas —no sé decirles si diseñadas con esa intención o sencillamente surgidas del propio devenir de los acontecimientos— apalancan la fuerza del proyecto basándose, precisamente y como tales paradojas que son, en una estructura aparentemente contradictoria.
«Para llegar rápido, nada mejor que ir despacio».
Piénsenlo.
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