Ejemplos prácticos de cómo hacer un balance financiero

Para emprender un negocio, es necesario tener algunos conocimientos básicos sobre contabilidad y finanzas. Por eso, en este artículo te explicamos paso a paso cómo hacer un balance financiero (también conocido como balance general) y te damos algunos ejemplos con el fin de que puedas hacerte una idea de cómo analizar el estado de tu empresa. 

Un balance financiero es un reflejo de la situación financiera de una entidad y una de sus cuentas esenciales. Muestra el patrimonio de una empresa en una fecha concreta y se suele realizar con carácter anual.  

Su estructura es sencilla: para hacer un balance, hay que dividir los activos de la empresa (lo que tiene) y los pasivos (lo que debe). Dentro del apartado del activo, hay dos categorías: el activo no corriente y el activo corriente. Dentro del pasivo, encontramos el patrimonio neto, el pasivo no corriente y el pasivo corriente, además del patrimonio neto. De esta manera, la suma de todos los activos tiene que ser igual a la suma de los pasivos más el patrimonio neto.  

Es importante subrayar que los elementos que se incluyen dentro de la parte de los activos en un balance financiero se ordenan de mayor a menor liquidez, que es la capacidad de los elementos de convertirse en efectivo. En cambio, los pasivos se ordenan de mayor a menor exigibilidad, o sea, el tiempo que tarda una empresa en hacer frente a una deuda.  

Para entenderlo mejor, vamos a poner algunos ejemplos prácticos de cómo hacer un balance financiero y de elementos que pueden integrarse en un balance financiero e indicaremos dónde se deben colocar en función de si son bienes, derechos u obligaciones.  

7 EJEMPLOS DE ELEMENTOS QUE ENCONTRAMOS EN UN BALANCE FINANCIERO 

1. Un producto de tu tienda 

Si tu negocio se dedica a la venta de muebles, estos aparecerán como mercaderías en el balance financiero. Se considera mercadería cualquier bien o producto que posee la empresa, los cuales se colocan en la columna de activos. Al ser mercancía que entra y sale de la empresa normalmente dentro del año financiero (se compra a proveedores y se vende a clientes), forma parte del activo corriente.  

2. Un coche 

Cualquier elemento de transporte es un bien que posee la empresa. Así, un coche o una furgoneta se clasificaría dentro de los activos y sería un activo no corriente, porque es algo que se suele mantener más de un ejercicio económico. Se considera una inversión, como ocurre con la maquinaria. 

3. Material informático 

También el material informático, como los ordenadores, móviles o dispositivos de cualquier otro tipo, se coloca en el activo no corriente. Son bienes que posee la empresa para el desempeño de sus funciones. 

4. La deuda de un cliente 

La cuenta de un cliente es un derecho que la empresa tiene sobre el cliente (el derecho a cobrar a cambio del producto o servicio vendido). Por tanto, se situaría en la parte de los activos y, como suele cobrarse a corto plazo o al menos dentro del ejercicio anual, se considera un activo corriente.  

5. La deuda con un proveedor 

Por su parte, la deuda que pueda tener una empresa con sus proveedores se indica en el apartado de pasivos, concretamente en el de pasivos corrientes, dado que son deudas que se pagan normalmente a corto plazo.  

6. El capital social 

En este caso, se trata del dinero que aportan los socios a la empresa y supone una obligación de pago de la entidad. No obstante, no es algo que se tenga que devolver realmente, sino que se mantiene como reserva en la empresa, por lo que se considera patrimonio neto.  

7. Un préstamo solicitado a un banco 

El último ejemplo son los préstamos, que son cantidades de dinero que la empresa tiene que devolver a largo plazo. Estas deudas a largo plazo entran dentro de los pasivos, pero se colocan en la parte de pasivos no corrientes. 

Ahora que ya conoces algunos de los elementos de un balance financiero, puedes seguir buscando ejemplos de cómo hacer un balance financiero y continuar aprendiendo cómo analizar la situación de tu negocio. La clave es hacerse las preguntas correctas para poder clasificar los diferentes componentes de la manera más adecuada.