- Fecha de publicación
- Junio 2023
- Business
- Artículo
Profesor en ESIC y Director de CASTELLÓ CONSULTING. Economista; consejero de empresas.
* Relato publicado originalmente en Elasterisco.es
Sonaba algo de Piazzolla mientras Marc cayó al suelo. Frenazo brusco del rol-bus para evitar la colisión y un coche azul muy viejo, de finales de 2028, parado justo delante. No había ningún vehículo más. El coche era uno de aquellos híbridos que abundaban a comienzos del siglo pasado. Rareza de coleccionista. El rol-bus se movía entre la zona 1 y la 2 pero su metabit-drive lo había detenido evitando el choque. El conductor del vehículo estaba desquiciado y obligó a bajar del rol-bus a todos los pasajeros mientras gritaba: «Si no me lo pagáis, no salís de aquí vivos».
Marc sudaba y tenía frío. Estaba muy nervioso. No lograría llegar a tiempo para su entrega.
El tipo tenía aspecto de haber trabajado para la Company como programador de metabits, pero no os lo podría garantizar. Todos los demás salieron corriendo, incluso un anciano con un bastón, atrapado por el pánico. Marc sudaba y tenía frío. Estaba muy nervioso. No lograría llegar a tiempo para su entrega. El ruefman debía estar depositado en la lanzadera AA-672 del Dispensario Transciudad Norte antes de que le bloquearan el crédito. Y Marc necesitaba más. La renta mensual que le pagaba la Company no era suficiente. En realidad, desde la Reforma, todos necesitaban más. Era el único modo de conseguir dos lives diarios y las farmas. Marc tiraba como podía. Afortunadamente, no tenía hijos. Eran muy pocos los que tenían hijos en aquel tiempo. Desde los primeros metabit-doers ya no era biológicamente necesario. Tampoco era posible mantenerlos. La Reforma lo cambió todo. Eso fue a finales del siglo XXI, hace ya más de sesenta años.
El tipo del Toyota comenzó a golpear violentamente el rol-bus. En ese preciso momento Marc comenzó a correr mientras se acercaban a toda velocidad los metabit-cops con sus suicidadores cargados. Sin parar de correr, Marc salió a la superficie. La oscuridad del mediodía hacía que la zona no fuera segura; estaba repleta de out-cops.
Los out-cops son como vosotros, solo que nunca estuvieron dentro del sistema. Se podría decir que forman otro sistema. Actúan impunemente en todo el hemisferio norte, quizá desde los tiempos anteriores al Brexit o puede que desde algunas décadas más tarde, no os lo sabría decir. Los out-cops tomaron tal importancia a principios de 2069 que la Company modificó la Constitución Mundial y obtuvieron plena inmunidad.
Un metabit robado cuyo sistema había sido alterado por out-cops dio alcance a Marc y rápidamente se apoderó del ruefman que llevaba colgando del cuello. En aquellos años, la vida ya no tenía gran valor, la verdad. Como podéis imaginar, el ruefman nunca llegó a la lanzadera AA-672 del Dispensario Transciudad Norte y algún jefe se quedó sin sus semillas crionizadas para poder cultivar petunias, allá, justo en la otra parte habitable del planeta. La escasez, siempre la escasez. Y la vida. Ay, la vida.
Como Marc, muchos hacían las cosas que la ley no permitía hacer a los metabits de la Company. Sobrevivían un tiempo. Hasta que dejaban de vivir.
Marc terminó en la morgue al poco de ser recogido por una patrulla de metabit-fresh. Apenas unos segundos después de llegar al depósito, la Dra. Mayrs selló su informe. Aplicó un dedo sobre su dispositivo y el sistema validó el certificado de defunción. Marc ya era historia. Nadie le recuerda hoy. Bueno, quizá vosotros al leer cómo fue su final. Un final bastante común, sin sentido, que para vosotros aún no ha ocurrido.
La Company decidió que todo el conocimiento estaba en su Internet, en INTER2, y de repente, un día, murió la educación.
He de explicaros que la morgue estaba en la zona 7 de Puerto Dáctilo y pocas personas llegaban hasta allí, al menos vivas. La Dra. Mayrs era muy afortunada porque a sus 89 años conservaba un empleo. Ha-Neul Mayrs era su nombre completo y había estudiado en la Facultad de medicina. Fue una de las últimas personas en ir a la universidad. Luego comenzaron a cerrar una tras otra. Dejaron de ser rentables. Eso ocurrió unas décadas después de la decadencia de Internet. En aquellos tiempos en que uno podía opinar sobre cualquier cosa, la Company decidió que todo el conocimiento estaba en su Internet, en INTER2 y, de repente, un día, murió la educación. Pocos repararon en ello, pero fue muchos años después. Así siguieron las cosas hasta que la Company diseñó su primer metabit y desarrolló los lives, bueno, y la mayoría de las farmas que comenzaron a resultar necesarias, aun sin estar enfermos, pero esa es una historia que os contaré otro día.
Desde que la Dra. Mayrs cumplió los 70, poco a poco, los metabit-health fueron asumiendo las tareas del hospital en que trabajaba. Quedaban unos pocos trabajos relacionados con la salud y el Ejército. Aunque muchos querían trabajar, la mayoría ya no podía hacerlo. Entonces la Company implantó la renta mensual. En realidad, la renta básica ya se había implantado a los pocos años del Gran Conflicto del Pacífico, pero eso fue mucho antes de la abolición de los Bancos Centrales y, desde luego, siempre fue otro tipo de renta. El mundo era diferente.
Los metabits primero eran mejores en algunas tareas muy repetitivas y hacia mediados del siglo XXI ya eran capaces de hacer casi todo mejor que la gente.
Los metabits absorbieron todas las ocupaciones. Primero eran mejores en algunas tareas muy repetitivas. Luego comenzaron a ser mejores en algunas tareas más complejas y hacia mediados del siglo XXI ya eran capaces de hacer casi todo mejor que la gente como Marc. Para personas como la Dra. Mayrs aún quedaba una oportunidad. Quizá era la última, quién sabe. Hoy los metabit-analytics se encargan del diseño de las nuevas generaciones de metabits y la dirección de la Company empezó a encomendarse a principios de este siglo a los metabit-firm. La verdad es que lo hacen realmente bien. Desde hace años, la Company se encarga de transferir la renta mensual a todos los supervivientes de las epidemias. Lamentablemente, la renta apenas llega para conseguir un live al día, y adquirir farmas se vuelve muy difícil para la mayoría.
Por suerte, la Dra. Mayrs logró transferir su obligación vital con la Company desde el hospital hasta la morgue. Así, con su sueldo, al menos podía seguir pagando sus dos lives diarios y muchas de las farmas que necesitaba. La Dra. Mayrs se sentía afortunada.
Quizá no lo sepáis, pero desde hace algún tiempo la Company prohibió la producción no autorizada de comprimidos Live. Y también de cualquier tipo de alimento. Todo esto ocurrió en mayo de 2083, y recuerdo la fecha porque fue solo unos días antes de iniciarse la segunda epidemia.
No obstante, he de deciros que, para los primeros en probar los comprimidos Live seguro que la experiencia debió resultar sorprendente. Veréis: un par de comprimidos y ya no es necesario comer en todo el día. Mucha energía y buen humor. Con los lives no te cansas y te sientes eufórico. Incluso un poco mareado de tanta felicidad. La gente comenzó a tomar sus lives y luego ocurrió todo lo demás: la primera epidemia de 2072, los experimentos Goldberg en el sur de Europa durante la década siguiente y la segunda epidemia. Y nada volvió a ser igual.
Desde la Reforma, los lives se incluyeron en la Constitución Mundial como único alimento legal.
Hay personas que intentan cultivar tomates o patatas con luz artificial pero, desde la Reforma, los lives se incluyeron en la Constitución Mundial como único alimento legal. Aparecieron mercados alternativos y la Company sanciona con el suicidio a los implicados en el comercio de alimentos. La Reforma cambió muchas cosas; no podéis imaginar cuántas. La verdad es que nadie dijo nada. Muchos aceptaron la Reforma. Otros ya nunca dijeron nada. Creo que me entendéis. Y algunos otros se aprovecharon de todo ello.
Quien no toma lives todos los días se pone de muy mal humor. Un día después de la última toma aparecen los nervios. Después, sudor frío por la espalda y más tarde surgen los tentáculos del miedo. Finalmente, el pánico se vuelve verdaderamente incontrolable. Os lo puedo asegurar: uno puede ser capaz de hacer cualquier cosa. Y es en ese momento cuando los out-cops se dedican a darles caza con sus metabits robados y con los sistemas manipulados. Ya podéis imaginar qué hacen con ellos. Y por qué.
Vaya, debéis disculparme; acaba de llegar una lanzadera con el ruefman que estaba esperando. Por cierto, vosotros no tenéis de qué preocuparos. Todavía.
Ahora he de dejaros; voy a cultivar unas bonitas petunias en mi jardín.
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