Claves y ejemplos para hacer un buen onboarding desde RRHH

El proceso de onboarding de una empresa consiste en la integración de los nuevos empleados en la plantilla. Es una fase de formación y toma de contacto en la que los trabajadores adquieren las competencias y habilidades necesarias para desempeñar su función, por lo que resulta esencial en cualquier nueva contratación.

Además, el onboarding fomenta el sentido de pertenencia a la compañía, así como el compromiso con la cultura empresarial. En este artículo, ofrecemos las claves para llevar a cabo un buen onboarding desde el departamento de Recursos Humanos (RRHH) y repasamos algunos ejemplos de casos de éxito.

1. Preparar la incorporación:

Una de las claves es que el proceso de onboarding debe comenzar mucho antes de que el nuevo empleado llegue a la oficina. Una planificación detallada es importante para garantizar que todas las etapas del proceso estén coordinadas y que se cubran todos los aspectos fundamentales. Esto incluye la preparación del entorno de trabajo y los materiales, la asignación de un mentor, tutor o compañero de equipo, y la programación de reuniones o sesiones de formación, entre otras cosas.

Por ejemplo, en una empresa de gran tamaño, el equipo de RRHH podría hacer un buen onboarding proponiendo destinar una jornada a mostrar las instalaciones a los nuevos trabajadores, así como presentar al resto de departamentos y equipos, con el fin de que antes de ponerse a trabajar entiendan el funcionamiento, estrategia y objetivo final de la empresa a la que se incorporan.

2. Personalizar la experiencia:

Dado que cada empleado es único y tiene sus propias necesidades y expectativas, cada onboarding debe tener un enfoque personalizado. Esto implica conocer las fortalezas, intereses y preferencias de los miembros de la plantilla, y adaptar el proceso de aprendizaje en consecuencia. Con ello, la empresa demuestra que se preocupa por el bienestar de sus trabajadores, lo que aumentará su motivación y compromiso.

3. Favorecer la conexión con la cultura empresarial:

Entender la cultura empresarial es un factor crucial para el éxito a largo plazo de un empleado en la organización. Durante el onboarding, es fundamental que se presente la misión, visión, valores y objetivos de la empresa. Esto ayuda a los nuevos empleados a comprender la dirección a la que se dirige la organización y cómo contribuye cada área empresarial a esos objetivos.

Por poner un ejemplo, en una empresa centrada en la responsabilidad social corporativa (RSC), el onboarding podría incluir una charla de uno de los ejecutivos sobre los proyectos solidarios en los que la empresa ha estado involucrada o que ha puesto en marcha. Así, los nuevos empleados podrían sentirse motivados para participar en actividades voluntarias como parte de su integración en la cultura empresarial.

4. Promover la inmersión en el equipo:

Sentirse parte del equipo desde el primer día es esencial para un nuevo empleado. La interacción con el resto de compañeros, la comprensión de las dinámicas del equipo y la colaboración en proyectos pequeños pueden ayudar favorecer la integración.

Como ejemplo podríamos pensar en una startup creativa. El equipo de Recursos Humanos podría organizar una actividad de resolución de problemas en grupo como parte del onboarding. De esta manera, los nuevos empleados trabajarían junto con miembros de la plantilla para resolver un desafío creativo, fomentando la colaboración y promoviendo las relaciones de equipo desde el principio.

5. Evaluar y medir la integración:

Un buen onboarding no termina en el primer día o la primera semana. El equipo de Talento debe establecer puntos de control para evaluar el progreso del nuevo empleado y recoger comentarios sobre su experiencia de integración y adaptación. Esto permite realizar los ajustes necesarios y abordar posibles problemas.

En definitiva, ¿cómo hacer un buen onboarding?

Si quieres que un proceso de onboarding tenga éxito, hay que planificar cuidadosamente lo que se va a enseñar a la persona que entra en el equipo, preparar los materiales con antelación, tener claras las funciones que va a realizar y designar a una persona que pueda ejercer de mentor o tutor durante un tiempo determinado. Asimismo, personalizar la experiencia, fomentar la adopción de la cultura empresarial, promover la inmersión del empleado en la plantilla y estar pendiente de su integración a medio plazo, es clave para que un onboarding finalice con buenos resultados.

Con estas pautas, el departamento de Recursos Humanos puede asegurarse de que los nuevos empleados se integran de manera efectiva y se sienten valorados en la compañía. Cada empresa tiene su propia cultura, valores y objetivos, por lo que es fundamental adaptar el proceso de onboarding a estas características únicas. 

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