En un pasado no muy lejano, triunfaban los modelos de negocio basados en la inspiración, en la intuición de jóvenes emprendedores, en una corazonada, en la suerte, en la clarividencia o en una conjunción planetaria. ¡Lejos estaban las startup y proyectos digitales de la medición exhaustiva de indicadores como los KPI financieros!
Los clientes han cambiado. Según Accenture Research, el 45% de los clientes en España son “Nómadas”: clientes avanzados digitalmente, acostumbrados a las nuevas soluciones tecnológicas. Y casi el 44% de los españoles son “Buscadores de calidad”, que esperan un servicio personalizado. En este complejo contexto: ¿cuáles son las tendencias que involucran a los clientes en la Revolución Digital? El reto para las organizaciones es construir “relaciones relevantes” con esos clientes.
Para situarnos, en las empresas el “data-driven” implica que se toman decisiones estratégicas basadas en la interpretación y el análisi de datos. Es decir, se trata de ver la manera cómo se estructuran y organizan los datos con el fin de aplicarlos al negocio y mejorar sus estrategias.
Dentro de la multitud de definiciones que hay respecto a la fuerza de ventas, la que más me gusta es: “La fuerza de ventas es el conjunto de vendedores y recursos con los que cuenta una compañía para enlazar la empresa con los clientes actuales y potenciales”. ¿Por qué es la definición que más me gusta? Porque hablamos de recursos. Cuando se habla de fuerza de ventas, a todos nos surge la idea de que vamos a hablar de un equipo comercial que se encarga de buscar y gestionar clientes.