El arte de generar valor añadido: definición y ejemplos

Actualmente, el material más preciado del mundo es la antimateria, cuyo valor estimado es de 57.000 millones de euros el miligramo.

Es posible que ninguno de los que leamos este artículo necesitemos o deseemos esta materia, pero quizá sí queramos generar el máximo valor añadido en la empresa donde trabajemos o pretendamos trabajar. 

Definición de valor añadid

Pero empecemos por el principio: ¿qué es generar valor? Este concepto designa cómo mejorar un producto o servicio (y toda la experiencia de uso que lo rodea) para que sea más valioso para los consumidores. Richard Branson, fundador y actual dueño de Virgin Group, lo definió muy bien en su célebre frase: «El negocio tiene que ver con la creación de algo que suponga una diferencia positiva en la vida de las personas».

Esta definición, si bien es adecuada, tal vez se queda incompleta. ¿Por qué? Se nos olvida que el valor añadido no solo atañe al producto o servicio; está relacionado también con cómo los profesionales, gracias a nuestros conocimientos, experiencias o actitudes, aportamos y aportaremos valor a nuestros compañeros y a las empresas donde queramos trabajar. Y lo haremos motivando, aportando ideas y consiguiendo una diferenciación (positiva) o una ventaja competitiva respecto al resto de las empresas.  

Pero el concepto indica además cómo un estudiante (futuro profesional) empieza a aportar valor a la sociedad emprendiendo, mejorando, inspirando, fomentando la cultura…

En definitiva, se refiere a cómo, a través de pequeñas cosas, logramos que en su conjunto y cuando miremos atrás el resultado sea positivo para nosotros, al desarrollarnos personalmente, y para el resto de las personas que nos rodean. 

Ejemplo de cómo generar valor añadido

¿Cuáles son las claves para poder generar valor? En mi opinión, se puede hacer desde las aptitudes y las actitudes de cada uno. 

Aptitudes

1. Formación continua: Mantenerse actualizado y adquirir nuevas habilidades es esencial. La educación no termina al obtener un título; es un proceso continuo. Participar en cursos, talleres y seminarios puede proporcionarnos nuevas oportunidades y mejorar nuestras capacidades.
2. Experiencia práctica: La teoría es importante, pero la práctica es fundamental. Buscar oportunidades para aplicar lo aprendido en situaciones reales, ya sea a través de prácticas, proyectos personales o trabajos voluntarios, puede causar un gran impacto.

Actitudes

1. Inquietud: Ser curioso y estar siempre dispuesto a aprender cosas nuevas. La curiosidad nos impulsa a explorar, investigar y descubrir nuevas formas de hacer las cosas.
2. Innovación: No tener miedo de probar cosas nuevas y de pensar de forma original. La innovación es clave para añadir valor, ya que permite encontrar soluciones creativas a los problemas existentes.
3. Exigencia: Ser exigente con uno mismo y con los demás. Buscar siempre la excelencia y no conformarse con lo mínimo. La autoexigencia nos motiva a mejorar continuamente y a ofrecer lo mejor de nosotros mismos.

Aportar valor no es una tarea fácil, pero es una de las más gratificantes. Requiere esfuerzo, dedicación y una mentalidad abierta al cambio y a la mejora continua. Cada uno de nosotros tiene el potencial de añadir valor en diferentes aspectos de nuestra vida, ya sea en el trabajo, en la escuela o en nuestra comunidad.

¿Y tú?, ¿estás preparado para empezar a aportar valor? La respuesta está en tus manos. Reflexiona sobre tus habilidades, intereses y pasiones, y encuentra maneras de contribuir de manera significativa. El mundo necesita personas que estén dispuestas a generar un impacto positivo. ¿Serás tú una de ellas?

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