- Fecha de publicación
- Enero 2018
- Marketing y Comunicación
- Artículo
_ESIC Business & Marketing School
ESIC Business & Marketing School.
Las empresas que han pasado por nuestro confesionario y han revelado sus pecados han sido ya unas cuantas en estos 6 años de actividad en AdWords.
Algunas sólo tenían pequeñas manchas en sus campañas de AdWords. Con unos pocos cambios volvían a relucir inmaculadas.
Pero otras, la mayoría, cometían alguno, mejor dicho, varios de los siguientes “7 Pecados Capitales en AdWords”:
1. Soberbia: creerse un semi-diós
Escribir un único anuncio como respuesta a la búsqueda de un usuario en Google es un acto de gran soberbia, aunque no seamos conscientes de ello.
Significa decir “yo sé exactamente lo que te pasa y lo que necesitas, aquí está”.
No podemos excluir la posibilidad de que existan clarividentes con ese don, pero el resto de mortales no tenemos ni idea, a priori, de lo que tenemos que redactar en un enlace patrocinado.
Mucho menos de lo que tiene que decir la landing page a la que llevan los clics de ese enlace patrocinado.
Por lo tanto, no nos queda más remedio que hacer pruebas, tests y ver qué es lo que quiere el nuestro cliente.
Además, no tenemos excusas. Con AdWords y el Optimizador de Sitios Web de Google se pueden testar tanto enlaces patrocinados como landing pages, sin coste extra, de forma sencilla y científica.
De hecho, Google y todo su olimpo (AdWords, Analytics, Youtube, Blogger, Gmail…) realizan tests de forma compulsiva, tanto los de tipo splits tests A/B, como los multivariable. Si ellos, con su inmenso poder tiene que recurrir a los tests…
Equivocarse no es pecado. No hacer tests, sí.
2. Avaricia: limitar el éxito a unos pocos
Si sólo hacemos lo evidente estaremos privando del disfrute de nuestros productos y servicios a una gran parte del mercado potencial.
AdWords es mucho más que esos anuncillos de texto en Google.
Citemos sólo tres de las principales oportunidades desaprovechadas por muchos anunciantes:
– Incrementar las palabras clave y el número de grupos de anuncios con el concepto ‘turn the corner’
– Ampliar las campañas en la red de contenido con anuncios de display: banners dinámicos y estáticos, vídeos, etc.
– Abrir nuevas vías con las campañas de Re-Marketing (campañas orientadas a perfiles de usuarios)
3. Lujuria: autoplacer desmesurado
Yo-me-mi-conmigo.
Nos encanta hablar de los guapos que nos vemos, de que somos los números unos y de tener el mejor producto/servicio/lo que sea del mercado.
Pero eso a nuestro cliente le da igual.
Cuando nos busca por Internet y le pica en la espalda, no quiere que le rasquemos en el pie. Mucho menos que nos rasquemos nosotros y le dejemos a él mirando.
Cuanto más nos adaptemos a lo que busca, cuanto más ultra-específicos seamos redactando enlaces patrocinados y landing pages, mejores resultados obtendremos. En terminología Google, lo que se trata es de ser RELEVANTE.
Google se comió a su competencia con el concepto relevancia. Si somos los mejores en relevancia, AdWords nos servirá en bandeja a nuestra competencia.
4. Ira: no tener paciencia
Ten fe. Sé paciente. Todo llega.
Antes de lanzar el ofensivo “AdWords no funciona”, haz los cambios que necesita tu campaña.
Al principio es normal que no salgan los cálculos. El juego requiere un cierto tiempo para dominarlo. Pero si eres aplicado, descubrirás múltiples oportunidades de mejora y con los ajustes correctos, abandonarás los números rojos.
Verás también que algunas partes de la campaña no tienen arreglo, por lo tanto, acabemos con las sangría cuanto antes. Los recursos liberados los colocaremos donde más puedan multiplicarse.
Con ajustes finos delicados, sistemáticos, y continuos, es decir, optimizando campañas, podemos obrar el milagro:
– Afinando costes por clic y posiciones
– Perfeccionando los anuncios
– Aplicando las concordancias adecuadas
– Creando grupos más segmentados
– Introduciendo palabras negativas
– Etc.
Una vez acabado el proceso, se analizan los resultados y se vuelve a empezar. En el peor de los casos la optimización permite defender lo ganado. En el mejor, barrer a la competencia.
AdWords no es un sprint, es un marathon.
5. Gula: gastar y gastar sin mesura
Si le dejamos, Google traga y traga nuestros euros. Si no actuamos, seremos cómplices del despilfarro.
No podemos excusarnos en la famosa frase de John Wanamaker: “sé que la mitad de mi gasto en publicidad es inútil pero el problema es que no sé qué mitad”.
Con la trazabilidad absoluta que permiten los medios digitales, especialmente Google Adwords, ha dejado de ser cierta.
Menos saber si el que hace clic va en pijama o ya se ha vestido, el sistema te permite saberlo todo, hasta el último céntimo.
Pero cuando afirmamos “gastar sin mesura” nos referimos a algo más que “sin control”. Nos referimos precisamente a gastar sin “la medida” correcta, sin fijarse en la variable o métrica correcta.
El CTR (el nº de visitas por cada 100 impresiones) no es lo que tienes que mirar.
Hay otro indicador mil veces más importante: el ratio de conversión. Es decir, el grado en que esas visitas se convierten en algo rentable, ya sea un cliente potencial, un suscriptor o un pedido.
Por lo tanto, antes incluso de gastarnos un euro, debemos haber instalado el seguimiento de conversiones en nuestro sitio web, para que AdWords no pierda de vista a esos clics y nos informe de si han convertido o no, sea cual sea el objetivo de conversión.
Aunque hay una métrica todavía mejor, la combinación de CTR y %conv.
Este dato, el definitivo, lo tenemos que calcular nosotros. AdWords es casi perfecto, pero no perfecto.
6. Envidia: copiar los errores de los demás
Nos gusta tanto lo que hacen los demás que nos vengamos copiándoles: mismos e-mailings, mismas ofertas, mismos mensajes, mismo diseño… En AdWords también, clonando los enlaces patrocinados del resto y sus respectivas páginas webs.
Esto nos lleva a cometer un nuevo error: hacer como todos y enviar el clic a la página equivocada.
Ésta suele ser la home o página de inicio, para que la visita se pierda entre tantas opciones.
O una ficha de producto, para que el usuario se quede frío y desamparado entre datos técnicos desprovistos del toque humano.
El remedio: crear ‘lading pages’ para que el clic aterrice suavemente.
Con estas páginas específicamente diseñadas para acoger las visitas, podremos darles los argumentos necesarios, las respuestas y las soluciones que necesitan para que se conviertan en clientes.
Dónde te juegas una campaña de AdWords no es en AdWords sino en las landing pages.
7. Pereza: no currárselo
La pereza nos hace cometer muchos pecados, lo acabamos de ver, pero hay uno que él solito nos hace merecedores de la excomunión directa: dejarle a Google que decida por nosotros y tener en una misma campaña las redes de búsqueda y las de contenido.
Por tres motivos debemos crear campañas separadas:
– El cliente potencial que te busca activamente en Google no es el mismo que el que está leyendo un artículo en un periódico digital y se topa con tu anuncio.
– Ajustar costes y presupuestos es casi imposible si lo tienes todo mezclado.
– Hay variables que no tienen los mismos rangos de posición en búsqueda que en contenidos. Si ves una media de dicha variable, ¿cómo vas a decidir si es correcta?
No hacer esto desde el principio es un error viscoso que lo impregna todo y de forma permanente.
Aparte de este error fruto de la pereza, tenemos otros que si bien no son pecados capitales, tampoco son veniales:
– Montar un sólo grupo de anuncios: las 50, 500 ó 5.000 palabras claves tienen que estar ordenadas en sus respectivos grupos de anuncios, aunque te acaben saliendo más grupos que en Facebook. Para ello hay que entender como es el proceso de compra del cliente y tu ‘long tail’ de palabras clave.
– Tener los mismos grupos en las campañas de búsqueda que en las de contenido: lo de “copiar-pegar” los grupos de la campaña de búsqueda es tan cómodo como equivocado. Hay que reformular los grupos de búsqueda y crear otros nuevos que sólo tienen sentido en una campaña de contenidos.
– Crear anuncios genéricos: puede que te funcionen, pero puede más que no. Cada grupo de anuncios, incluso cada palabra clave requiere su anuncio específico. El “café para todos” no funciona.
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