Cierra los ojos. Imagina el tacto de la arena entre tus dedos, la brisa húmeda acariciando tu piel y el sol resplandeciente iluminando tu cara. Sienta bien, ¿verdad? ¿Y si recrear este momento fuese tan simple como descargarte una APP de realidad virtual sin moverte del sofá? Sí, lo sé. La realidad virtual todavía no ha llegado a este nivel sensitivo y emocional, pero es cuestión de tiempo. El futuro tecnológico pasa por crear nuevas realidades destinadas a recrear todos nuestros sueños.
La industria en nuestro país está llamada a vivir una intensa revolución fruto de la digitalización y el surgimiento de un auténtico ecosistema digital. Es, al mismo tiempo, una revolución obligada por la feroz competencia existente con los países de bajo coste, así como por la creciente customización y rapidez de suministro que demandamos los clientes.
A lo largo de este post me propongo acotar y precisar la respuesta a “qué es digitalización”. En mi argumentación, considero la digitalización en su vertiente de aplicación al ámbito empresarial, eligiendo una perspectiva de análisis de carácter normativo que oriente mi discurso hacia lo que la digitalización debe ser frente a lo que en realidad es o suele ser en la mayoría de los casos.
Desde el comienzo del cine, la ficción ha ido buscando recursos que permitieran engañar al espectador y trasladarlo al imaginario del director.