Inversión del sujeto pasivo: qué es, cómo funciona y ejemplos

Seguro que en más de una ocasión has oído aquella frase de que «en España se pagan muchos impuestos». Y está justificada, pues, según un informe reciente del Consejo General de Economistas, las familias de España gastamos un tercio de la renta en los impuestos; sin embargo, esta media es inferior a la de la Unión Europea. Concretamente, de acuerdo con este estudio, la cifra de gasto se sitúa en una media del 32% de la renta bruta de los españoles, siempre dependiendo de la renta de cada familia. 

Es indudable que en España conviene contar con un buen sistema para la recaudación de impuestos y luchar contra el fraude para que todos los españoles paguemos el mismo porcentaje, en función de la renta personal. En este sentido, cobran importancia mecanismos como la inversión del sujeto pasivo, que se emplea en España y en varios países de la UE con el objetivo de combatir el fraude en el impuesto sobre el valor añadido (IVA) y garantizar una mayor recaudación de impuestos. 

¿Qué es la inversión del sujeto pasivo?

Se trata de un sistema por el cual el obligado a declarar y pagar el IVA no es el vendedor de un bien o servicio, como ocurre en la mayoría de las transacciones comerciales, sino el comprador o destinatario de dichos bienes o servicios. Es decir, el sujeto pasivo de la operación se invierte y la responsabilidad de declarar el IVA recae en el cliente en lugar del proveedor. Como hemos explicado al inicio de este artículo, se trata de un mecanismo cuyo objetivo principal reside en evitar el fraude en operaciones en las que el proveedor podría recaudar el IVA pero no ingresarlo a la hacienda pública. Al trasladar la responsabilidad al comprador, se minimiza este riesgo, ya que suele tratarse de empresas grandes y estables financieramente, que están sujetas a mayores controles fiscales. Por ello, es una herramienta indispensable en el ámbito de la tributación indirecta, especialmente en sectores y situaciones donde existe un alto riesgo de evasión fiscal. 

¿Cómo funciona la inversión del sujeto pasivo?

Para comprender cómo funciona la inversión del sujeto pasivo, tenemos que comprender cómo funciona una transacción normal, en la que el proveedor de un bien o servicio emite una factura al cliente, en la cual se detalla el precio del producto o servicio más el IVA correspondiente. En este caso, el proveedor, después de recaudar ese IVA del cliente, está obligado a ingresarlo a la hacienda pública.

Por el contrario, cuando se aplica la inversión del sujeto pasivo, el proveedor emite una factura sin IVA y es el cliente quien tiene la obligación de autoliquidar el impuesto. Esto significa que el cliente declara el IVA como si lo hubiera cobrado él mismo y, a la vez, lo deduce si tiene derecho a ello, lo que en la práctica puede resultar en un efecto neutro si el cliente es una empresa con derecho a deducción total.

La inversión del sujeto pasivo no se aplica en todas las transacciones comerciales, sino en sectores específicos o bajo determinadas circunstancias. Algunos de los casos más comunes en los que se utiliza son:

• Operaciones intracomunitarias: en el comercio entre países de la Unión Europea (UE), cuando una empresa española compra bienes o servicios a una empresa en otro país de la UE, se aplica la inversión del sujeto pasivo. El comprador, en este caso, debe autoliquidar el IVA.
• Sector de la construcción: en muchos países, las operaciones relacionadas con servicios de construcción, reformas y subcontrataciones están sujetas a la inversión del sujeto pasivo, ya que el sector de la construcción ha sido tradicionalmente un área de riesgo para el fraude fiscal.
• Venta de determinados bienes como residuos o metales preciosos: en estos sectores se aplica la inversión del sujeto pasivo debido al alto valor de los productos y al riesgo de evasión fiscal.
• Adquisición de activos intangibles como derechos de emisión de CO2: en operaciones de comercio de derechos de emisión y otros activos similares, la inversión del sujeto pasivo también es común.

Ejemplos de la inversión del sujeto pasivo

Son muchas las ventajas que ofrece esta herramienta, como hemos comentado, pues permite reducir considerablemente el fraude fiscal, así como favorecer un mayor control y neutralidad del IVA. Pero no hay mejor manera para comprender algo que viendo ejemplos concretos. A continuación te mostramos diferentes operaciones en las que se explica detalladamente cómo funciona este mecanismo:

Operación intracomunitaria:

Imagina que una empresa de España compra 100.000 euros en maquinaria a una empresa de Alemania. Debido a que es una operación intracomunitaria, la compañía alemana emite una factura sin aplicar IVA. En este caso, la empresa española, como compradora, debe declarar el IVA correspondiente en su declaración trimestral de impuestos. Suponiendo que el tipo de IVA aplicable en España es del 21%, la empresa española autoliquidará el 21% de 100.000 euros, es decir, 21.000 euros.

Operación en el sector de la construcción:

En este caso nos encontramos con el supuesto de que una constructora española subcontrata a otra empresa los trabajos en un proyecto de edificación. Según la normativa vigente, en lugar de que la subcontratada aplique el IVA en su factura, la constructora es la que autoliquida el impuesto. Si el importe de la factura es de 50.000 euros, la constructora deberá declarar el IVA correspondiente, que sería 10.500 euros al tipo del 21%, y podrá deducirlo si tiene derecho.

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Fuentes: 

Consejo General de Economistas
El Independiente