Big Data es un hecho incontrovertible. Y efectivamente el número de aplicaciones que pueden desarrollarse a partir de la abundancia de información son ilimitadas. No es sólo que la observación se ha hecho esencialmente digital: nuestra vida es progresivamente más y más digital. Lo que la gente se pregunta ahora es qué hacer con los datos, cómo explotarlos. David Court, el creador del término “Big Data”, decía que “el factor clave del éxito se reduce a tres cosas: datos, modelos y transformación”.
Una visión excesivamente simplista que se limita de forma casi exclusiva a centrarse en que dispositivo llevamos en nuestro bolsillo y cuál es la última aplicación que está despuntando en el App Store de turno. Con esto no pretendo que el consumidor de a pie se convierta en un experto en este campo, pero si que al menos las partes implicadas- empresas, medios, agencias, consultores si que hagamos un ejercicio de mayor profundidad y sobretodo de culturización.
Neil Armstrong fue el primero en pisar la Luna. ¿Te acuerdas del segundo? De Buzz Aldrin se acuerda menos gente. De la siguiente nave que llegó a la Luna tras el Apolo XI, creo que ni Wikipedia. Ser el Nº 1 tiene tanta fuerza que eclipsa a los que vienen después. Nadie se fija en los subcampeones de la Liga, en el segundo en la Fórmula 1 o de quién consiguió medalla de plata en las Olimpiadas. Quedar segundo es perder. ¿”Participar”? Es mejor no participar.
Cuando era pequeñito, en los años 70-80, oía muchas veces que China era un dragón dormido, un gigante en potencia que cuando despertase, los blanquitos de Occidente nos íbamos a enterar. Pero pasaban los años, incluso las décadas y seguía siendo un país tercermundista, pobre, rural, lento. No pasaba nada. Hasta que pasó. Con Facebook puede que esté ocurriendo algo parecido. Durante años nos han dicho que Facebook iba a ser la gran alternativa al todo-poderoso-Google-AdWords y siempre lo hemos visto con una mezcla de ya-me-gustaría y pero-va-a-ser-que-no.