Desde finales de la década de los 90, con el desarrollo de las telecomunicaciones móviles y fijas, comenzó a crecer un gran número de compañías de base tecnológica e innovadora que, sirviéndose de estos desarrollos, crearon múltiples modelos de negocio. Si bien a principios del nuevo milenio se experimentó una gran burbuja, que estalló en la cara de inversores y usuarios, tras un período de adaptación y en el amparo de una nueva generación de consumidores, nos encontramos inmersos en una verdadera época de impulso y consolidación del fenómeno start up.
Cuando empecé a trabajar en marketing directo, hace ya unos 15 años, mi jefe explicaba un símil que se me ha quedado grabado. Te han invitado a un recital de música clásica. Enfrente tuyo tienes el piano de cola. El señor vestido de pingüino se gira hacia a ti y te da el programa de la velada para que elijas. Te da a elegir qué quieres que interprete. Tienes dos opciones. 1 La primera se trata de tocar la misma tecla durante un par de horas. Dong-dong-dong-dong-dong-dong… Eso sí, con un tempo y unos bemoles exquisitos. Dice que es muy vanguardista.
¿Crees que exagero? No me creas, mira simplemente los números de los emailings y saca tus concusiones:
Observa el heat map de la imagen. Revela algo que ya sabíamos. La imagen de un bebé capta nuestra atención (la zona roja). Pero también nos dice que la capta en exceso y que el texto de la derecha se lee poco. ¿Se te ocurre una forma de rediseñar la página para mejorar la lectura del contenido? La solución no fue quitar la foto del bebé sino… …hacer que mirara al texto.