Habitualmente, la innovación digital se asocia a disrupción, en la que los involucrados en una industria están en jaque debido a nuevos agentes tecnológicos, como Airbnb en la industria del turismo o Uber en la del transporte. Esta innovación disruptiva supone una discontinuidad en la manera habitual de hacer negocio. Sin embargo, existen otros dos tipos de innovaciones que las compañías deben aprender a generar y gestionar: la innovación en procesos y la innovación incremental:
Como clientes, las encuestas de calidad ya forman parte de nuestra vida. Compramos una camiseta, vamos al cine, hacemos la compra en el supermercado, llevamos el coche al taller o acudimos al médico y, a continuación, empezamos a recibir llamadas o correos electrónicos con multitud de preguntas.
El desarrollo de las nuevas tecnologías, y especialmente de Internet y las redes sociales, favorece –al menos aparentemente- la respuesta a este requerimiento de los departamentos de marketing.
Es frecuente que los emprendedores partan de una idea de producto y en ocasiones empleen todos sus recursos y esfuerzos, los de su familia, amigos y de algún ingenuo que pase cerca en crear ese producto que, en su imaginación, será un éxito porque cuando lo ofrezcan, los clientes se van a movilizar espontáneamente para comprarlo. En estos casos la estrategia de producto es la primaria y el resto del negocio responde a ella