El cliente digital sigue llamando al contact center. No le suele agradar, porque su tiempo es precioso y, sólo de pensar que tiene que esperar en una cola, se le ponen los pelos de punta. El cliente digital no espera: accede a la información de manera inmediata a través de su dispositivo, no sabe lo que es ir a una ventanilla para comprar una entrada o para pagar un recibo. Apenas conoce su sucursal bancaria y realiza hasta sus micropagos con el móvil.
Muchas son las apps que se convierten en herramientas fundamentales del día a día, facilitan el consumo o mejoran nuestra comunicación. Independientemente de la necesidad que deseamos cubrir o del sector en el que queremos competir, es imprescindible analizar y validar la propuesta de valor que ofreceremos a los usuarios desde el prototipo de la App.
El Internet de las cosas (en inglés, Internet of things, abreviado como IoT) es una de las tecnologías más populares de los últimos años y una de las más próximas a su adopción generalizada, en relación a otras nuevas tecnologías como, por ejemplo, la inteligencia artificial o la Blockchain. Su capacidad de conectar dispositivos a Internet abre tanto un mundo de oportunidades de nuevos casos de uso y negocios, como una nueva forma en la que humanos y máquinas interactúan y se comunican.
Para empezar, hay que entender muy bien lo que la palabra “experto” quiere decir cuando hablamos de redes sociales. Debemos tener en cuenta que Facebook arrancó como una red cerrada en 2004 y que Twitter no lo hizo hasta 2006, por lo que un experto en redes sociales puede tener una experiencia de menos de 15 años en el sector.