En estos tiempos tan raros que corren, quiero empezar recordando una parte de la letra de la canción ¡Salta! de Tequila: «Salí de casa con la sonrisa puesta; hoy me he levantado contento de verdad. El sol de la mañana brilla en mi cara; una brisa fresca me ayuda a despertar».
Comenzamos el último cuatrimestre del año, y llegan momentos importantes para los que nos dedicamos a la logística. Entre ellos tenemos nuestra campaña de Navidad y eventos importados de Estados Unidos como el Black Friday y el Ciber Monday, que andan por nuestro país desde el año 2012 y se han convertido en fechas esenciales para todas las empresas de distribución.
El objetivo de muchos de los departamentos de la empresa es dar un nivel de servicio del 100%, pero ese dato es utópico, y quienes nos dedicamos a los procesos logísticos lo tenemos muy claro, pues todos los días nos encontramos con que alguna de las variables que deberían funcionar de manera perfecta para alcanzar ese objetivo sufre una ligera desviación, y ya entonces se convierte en imposible el objetivo, aunque a veces sea por poco.
En pleno siglo XXI, con todos los avances tecnológicos existentes, todavía nos encontramos con un parámetro cuyo control total se nos escapa: el inventario.Lograr un adecuado nivel de control de este parámetro significa para la empresa: