En nuestra retina permanece indeleble la famosa escena de la película Tiempos modernos en la que Charles Chaplin se deslizaba, no sin cómica dificultad, entre los engranajes de la maquinaria más complicada que pudiéramos imaginar. Confieso que en ciertas áreas empresariales, como en la estrategia de captación de clientes, una empresa debe funcionar como un auténtico motor, perfectamente engrasado y donde todas sus piezas componen un armónico conjunto que les permite sustentar un movimiento sin fin.
En los últimos años, el mundo digital ha cambiado nuestros hábitos como consumidores de diversos productos y servicios. Una de las industrias que más se ha visto afectada por esta evolución digital ha sido la gastronómica, que ha evolucionado de forma positiva gracias a los nuevos comportamientos de todos los players: tanto restauradores como comensales, los ahora conocidos como #foodies. Esto también ha provocado grandes cambios y transformaciones en el marketing digital de las empresas de hostelería.
Un plan de comunicación es un esqueleto, un contenedor de las líneas maestras que una organización necesita para relacionarse con sus audiencias. Los pasos esenciales para plantear un plan de comunicación no han variado sustancialmente y, a grandes rasgos, se sigue la secuencia de: establecer objetivos, analizar audiencias, desarrollar mensajes, definir estrategias y ejecutar acciones.
Las herramientas digitales cambian a gran velocidad. Y se transforman las figuras de influencia, así como su potencial como micropoderes. En marzo de 2015, el periodista de El País Miguel Ángel Medina publicaba la primera alusión al término confluencer, registrada en un tuit.