Desde hace muchos años, recién titulados y profesionales nos hemos ido formando en diferentes ámbitos con la finalidad de especializarnos bien sea, para profundizar en los conocimientos adquiridos o bien, para optar a diferentes puestos de trabajo. Los másters Big Data son un buen ejemplo de ello.
Ya en el siglo XX, la humanidad se dio cuenta de la importancia que tenía la inteligencia emocional del ser humano. En el Siglo XXI, estamos yendo un paso más allá: intentamos aplicar esa misma inteligencia emocional en la programación de inteligencia artificial.Imaginemos una situación en la que nos levantemos por la mañana, nos sentemos frente a nuestro ordenador, le saludemos y, porqué no, le contemos el sueño que hemos tenido esa noche.
En el mundo de la tecnología 4.0 existen ya multitud de soluciones, ofrecidas no sólo por grandes líderes tecnológicos, sino también por una considerable cantidad de PYMEs, start-ups y emprendedores. Estas últimas han hecho de la democratización del conocimiento su arma para participar con sus productos y servicios en esta llamada cuarta revolución industrial.
El concepto de “contratos inteligentes” (smart contracts en inglés) lo definió por primera vez el ingeniero informático y jurista norteamericano Nick Szabo ya en 1994 como “un protocolo informático capaz de ejecutar cláusulas de un contrato”.