En el año 2007 se publicó la LOIMH, un hito social en materia de igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres, que afectaba principalmente a las empresas de más de 250 personas. Algunas empresas se animaron, además de cumplir con esta ley, a sacar partido a una obligación que podía convertirse en una oportunidad (nunca mejor dicho): la de alinear la igualdad de género con la estrategia de la empresa, la de detectar áreas de mejora a través de los diagnósticos y la de establecer planes de acción a través de los planes de igualdad.