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Innovación docente a través de metodologías didácticas que ponen al alumno en el centro
El pasado jueves 11 de febrero celebramos el primer seminario del 2021 dirigido a profesores y equipo directivo de centros de enseñanza en el Campus Universitario de ESIC Barcelona, seminario impartido por el profesor Josep Maria Calafell después de la presentación institucional a cargo de Mar Puchau, directora del Área Académica y Calidad, y de Mireia Garcia, del equipo de Orientación Universitaria del Campus. La temática sobre la que giró la sesión, organizada en formato híbrido, fue de candente actualidad y de obligada atención para todos aquellos que se dedican a la docencia: qué nuevas metodologías didácticas precisan los estudiantes de hoy. Ciertamente, tal y como indicó Calafell al inicio del taller: “En educación, lo que fue válido hace veinte años dejó de hacerlo hace diez, y lo que fue válido hace diez, dejó de hacerlo hace cinco… Asimismo, lo que funcionaba antes del quince de marzo del 2020, ahora ya no es suficiente…”. Así pues, ante un sistema educativo falto de una profunda actualización no solo de contenidos sino también de técnicas pedagógicas, el profesor de ESIC quiso compartir su experiencia, haciendo hincapié en los métodos de enseñanza que, en su opinión, resultan más efectivos.
En primer lugar, Calafell instó a reflexionar sobre qué tipo de alumno tenemos en el aula. “Los estudiantes de hoy son los más exigentes de la historia: exigen aprendizaje constante, retroalimentación sobre cada examen y trabajo y, además, exigen una justificación razonada de sus calificaciones… Es decir, un alumno que inyecta mucha adrenalina”. Por si fuera poco, Calafell subrayó la complejidad de tener que atender a este estudiante también desde una pantalla. Por todo ello, es necesario poner el foco en renovar el sistema didáctico de acuerdo a este nuevo perfil del alumnado. “He testeado diversas maneras de impartir mis asignaturas, y quiero compartir con vosotros cinco técnicas que me han ayudado a retener la atención de mis estudiantes, a mantener una motivación activa y, ahora que mayoritariamente los tenemos conectados en remoto, a conservar su vínculo emocional tanto con sus compañeros, como conmigo y la materia explicada”.
El primer método recomendado por el profesor de ESIC fue el “Flipped classroom” o el “learning by teaching”. Tal y como su nombre indica, el alumno asume la corresponsabilidad, junto con el docente, de tener que transmitir el contenido a sus compañeros, de tal manera que, dividiendo la clase en pequeños grupos, cada uno de ellos debe prepararse parte del temario para exponerlo ante la clase. “Es importante que, para que esta técnica sea del todo efectiva, vinculemos estas exposiciones con preguntas que podrían salir en un examen final o con conocimientos que deban dominar para preparar algún trabajo individual”. En relación a esta metodología, Calafell propuso trabajar la técnica que él denomina “How to…”, en la que el alumno debe explicar un concepto a un grupo reducido de trabajo, siendo ésta una técnica complementaria al “flipped classroom” para ayudarles a absorber contenidos teóricos cortos.
Seguidamente, Calafell expuso una técnica específica para ayudar a asimilar cápsulas teóricas intensas combinándolas con ejercicios prácticos, con el fin de dinamizar al máximo la sesión: el “15’ 30’” -o el “20’ 40’ o el “30’ 60’”-. Lo que la hace muy efectiva es que, para que el alumno pueda realizar la parte práctica -cuya duración dobla la parte teórica, de ahí su nombre-, debe haber estado atento a la explicación previa del profesor. En caso contrario, se encontrará que le faltan conocimientos y recursos para abortar tal ejercicio que, probablemente, corresponda a un tanto por ciento de la nota final. Si se quiere, Calafell también recomendó, cuando se trata de temarios muy densos, acompañar esta última parte práctica con otra cápsula teórica (metodología que denomina “Fill the gap”).
En último término, Calafell presentó la técnica del “Design Thinking” como forma de culminar un temario. Ésta consiste en proponer al alumnado un “case study” o caso real basado en un problema empresarial que podría suceder en cualquier organización; los alumnos deben trabajar teóricamente el caso -es decir, definirlo y comprenderlo en toda su profundidad-, idear una solución práctica, prototipar un modelo de ejecución para llevarla a cabo y, finalmente, evaluar los resultados. De esta manera, según indicó Calafell, “el estudiante se encuentra frente a problemáticas que, una vez finalizados sus estudios, podría encontrarse en su empresa, y ante la que debe responder mediante recursos factibles sin tener una hoja de ruta previamente marcada”. “Ya no se trata de darle al alumno un ejercicio a resolver sobre una pauta o modelo previamente explicado; sino darle una hoja en blanco y toda la libertad creativa para idear soluciones basadas en la práctica empresarial actual”, concluyó.
En último término, el docente de ESIC subrayó la importancia del acompañamiento de la dirección del centro: “La institución no solo debe acompañar con nuevos sistemas informáticos o plataformas híbridas, también debe inspirar y motivar a su claustro docente a ejercer esa docencia que busca poner al alumno en el centro, en la que él es responsable de su aprendizaje y, por tanto, él puede llegar tan lejos como quiera”.