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Febrero 2022

“Ocuparse y no preocuparse”: Historia de un voluntario

Publicado por: Cristina Zlogovan

Jonathan Garmón es uno de los muchos alumnos de ESIC que no se conformó con vivir una experiencia académica, sino que quiso ir más allá y formar parte del voluntariado que ofrece másESIC...

¿Qué papel jugó el voluntariado en tu formación profesional?

Analizándolo con perspectiva, hoy me doy cuenta de que los diferentes voluntariados que he realizado han jugado varios papeles en mi desarrollo profesional. Por un lado, la cultura que descubrí en Mozambique como voluntario internacional viviendo con una comunidad dehoniana, entender el verbo “preocuparse” como el prefijo “pre-“ que mal acompaña al verbo ocuparse y no como un verbo en sí mismo -es decir, la cultura de ocuparse de las cosas, del hoy, y no pre-ocuparse de un mañana que nadie sabe qué nos deparará-, me ha ayudado a saber ocuparme mejor y pre-ocuparme menos. Me obligué -yo que tenía mayores posibilidades que la gente que conocí allí- a tratar de ocuparme más y de pre-ocuparme menos. Hoy encaro los problemas cuando llegan y eso me permite ser capaz de encontrar oportunidades en los mismos de forma ágil. Antes de vivir esa experiencia, malgastaba mucho tiempo en pre-ocuparme.

Otros dos aprendizajes extraídos, y que he incorporado a mis ‘soft skills’ o habilidades profesionales, tienen que ver con dos actividades de voluntariado muy diferentes que realicé hace algunos años: Pasar tiempo en un centro formativo para niños con capacidades especiales me ayudó a ser más paciente con quien tenía al lado, esforzándome por aprender y queriendo dar lo mejor de mí mismo. Ahora sigo siendo igual de exigente con las personas con las que trabajo, pero me ayudó a entender mejor que cada cual tiene sus ritmos. Comprendí que la mejor forma de ayudar a tus equipos no es hacerles el trabajo, sino darles la oportunidad de fallar y aprender de sus propios fracasos.

Otra experiencia radicalmente opuesta fue dar una charla, dentro del proyecto Aula Cultural en cárceles que másESIC lleva a cabo junto con Solidarios para el Desarrollo, a un grupo de reos de una prisión. Me marcó bastante a nivel personal y hoy sé que fue un punto de inflexión también a nivel profesional. Me ayudó enormemente mejorando mi capacidad de desenvolverme en zonas muy alejadas de eso que llamamos zona de confort. También me permitió entender que, hasta en el sitio donde menos te lo esperas, tienes algo que aprender. Confirmé que ser humilde te abre las puertas del aprendizaje.

¿Qué voluntariados has hecho?

  • Voluntariado Internacional en Mozambique con ESIC
  • Monitor-acompañante en actividades de ocio de DownMadrid
  • Ayudante de profesor en centro escolar para niños con capacidad limitadas
  • Recogidas puntuales de enseres y alimentos y mercadillos solidarios
  • Charla en grupo de cultura de prisión

¿Por qué los recomiendas?

Recomiendo practicar cualquier tipo de actividad de voluntariado por el mero hecho de vivir ese momento en el que descubres que no has cambiado el mundo, sino que el mundo te está cambiando a ti. Personalmente me inicié en el voluntariado creyendo que en ese momento el mundo empezaría a ser un poco mejor gracias a mi aportación y -como supongo que le pasará a mucha gente- cuando te paras a verlo con perspectiva, descubres que eres insignificante y que eso que crees tú que es un gran acto no ha impedido que el mundo siga igual; aunque tú sí que has cambiado ya con eso que has realizado. Ese gran momento recomiendo a todo el mundo que haga lo posible por vivirlo. El acto de una persona no alcanza para cambiar prácticamente nada, pero un acto sí es capaz de cambiar a una persona (al otro y a ti). Suena egoísta, pero realmente es ese cambio el que te permite -valga la redundancia- cambiar algo, tu pequeño mundo, que sí que es moldeable: tu interior, tus actos, tu conciencia y la de las personas que te rodean… ahí sí alcanzas a provocar un cambio positivo.