Manuel Afonso, subcampeón del mundo de duatlón

Manuel Afonso es, al tiempo, un deportista extraordinario y un ciudadano corriente, que combina su trabajo en ESIC con un sueño que cada vez se vuelve más real. En esta crónica, revive en primera persona el hito de proclamarse subcampeón del mundo de duatlón…

Llegó el final de la temporada en el mismo lugar donde la empecé, con aquel peleado bronce en un campeonato de España de duatlón en Avilés.
Con un viaje de casi diez horas de ida y otras tantas de vuelta -para poder ahorrar en gastos aunque sacrificara el descanso- después de lo conseguido puedo decir que mereció la pena, y mucho. 

Ha sido un campeonato del mundo de duatlón muy disputado, y con un tiempo y sensaciones espectaculares. Estoy muy contento por cómo ha ido este año, a pesar de que es duro compaginar deporte, familia y trabajo. Además del esfuerzo realizado en todos los sentidos, sobre todo en el económico, pero da sus frutos. Solo espero que este premio ayude a que se animen otras personas y empresas extraordinarias a acompañarme en este duro camino hacia el sueño de las Paralimpiadas de París 2024.

Fue una prueba en la que no soy nada experto, pero esta vez el tiempo se unió a la fiesta y se comportó. Empezamos a competir sobre las 13 horas en un circuito rodeando la ría de Avilés y con mucho público animando, lo cual a nosotros nos empuja mucho. El recorrido de la carrera es llano y nos permite ir muy rápido y, desde el principio, estuve en segunda posición.
Para esta competición tenía de handler a un compañero de equipo también paratriatleta, Eduardo Oliva, pero de la categoría PTA5, haciendo una transición perfecta y muy rápida. Salí pues en la handbike muy bien parado, pero sigue siendo duro luchar contra los elementos. 
Aun así conseguí llegar a la T2 y volver a hacer otra transición mejor que la anterior, habiendo recorrido el último tramo de carrera muy rápido para poder entrar a la meta en segunda posición y así convertirme en subcampeón del mundo.

En esta publicación tengo que hacer mención a dos personas, la primera es Juan Carlos Vázquez Devesa, que me ha dejado su coche para poder volver a meter todo mi material, y la otra es mi compañero Eduardo Oliva quien, además de hacer de handler, ha hecho también de chófer durante todo el viaje… muchas gracias a los dos de corazón.

Espero que este superlogro anime a las empresas a acompañarme hacia París 2024.