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No hay duda de que la formación profesional está ganando terreno cada día que pasa. De hecho, según datos del Ministerio de Educación, este tipo de estudios ha crecido un 43,3% en los últimos cinco años, lo que pone de manifiesto que los alumnos apuestan cada vez más por formación más práctica con una rápida inserción en el mundo laboral.
La popularidad de la formación profesional en los últimos años ha crecido drásticamente. De hecho, en los últimos cinco años las matrículas en este tipo de estudios han crecido más de un 43% en un campo en el que, según datos del Ministerio de Educación, el 68,9% (679.109 alumnos y alumnas) estudia estas enseñanzas en un centro público, mientras que el 31,1% restante (306.322 estudiantes) lo hace en uno privado.
Durante años, la formación profesional estuvo considerada el patito feo de la educación. Quizá por influencia de las anteriores generaciones, los estudiantes han tendido durante años a apostar por carreras universitarias y dejado de lado los ciclos formativos con la errónea idea de que estos ofrecen un futuro laboral menos esperanzador.
Cuando se trata de acceder a cualquier tipo de estudios, normalmente nos encontramos con el término notas de corte, que en muchas ocasiones se convierte en una auténtica pesadilla para numerosos alumnos aspirantes. Y es que estas cifras desempeñan un papel crucial en el proceso de admisión a los diferentes programas, incluidos los de formación profesional (FP), aunque no siempre queda claro qué son y cómo se calculan.
En la era tan digital en la que nos encontramos y ante la creciente tendencia del trabajo remoto, la elección de la educación avanzada puede ser determinante para aquellos que buscan maximizar sus oportunidades profesionales desde la comodidad de su hogar. Así, obtener un máster específico puede ser clave para adquirir las habilidades y los conocimientos necesarios con los que destacar en un entorno de trabajo a distancia.
El trabajo de fin de máster (TFM) es la culminación de años de estudio y esfuerzo, pues representa la oportunidad de demostrar las habilidades y los conocimientos adquiridos durante tu programa académico. Este trabajo consta de dos partes bien diferenciadas: la principal es la parte escrita, el desarrollo de la investigación, pero es la defensa oral del TFM la que puede generar ansiedad y nervios. Por eso, se necesita una preparación adecuada para afrontarla con confianza.
La elección de una carrera o especialización educativa es una decisión crucial que afecta no solo al desarrollo académico, sino también a las perspectivas profesionales y financieras a largo plazo. En el ámbito de los ciclos formativos de grado superior, es natural preguntarse cuáles ofrecen las mejores oportunidades salariales. Aunque las perspectivas pueden variar según la región y la demanda del mercado laboral, hay ciertos campos que destacan en términos de remuneración.
La sociedad va tomando conciencia de que la formación práctica es la mejor y, por ello, la formación profesional está adquiriendo cada vez más adeptos, a diferencia de lo que ocurría antes, cuando la única salida viable que veían las anteriores generaciones para triunfar era la universidad. De hecho, según datos del Ministerio de Educación y Formación Profesional, en el curso 2021-2022 hubo un incremento del 29,8% en el número de estudiantes de FP, un porcentaje que va en aumento año tras año.
No hay duda de que, en el ámbito educativo, la formación profesional (FP) ha evolucionado significativamente y ofrece opciones más allá de los programas tradicionales, con lo que es una opción única entre los alumnos que buscan un tipo de estudios prácticos con un acceso al mundo laboral mucho más rápido. Entre las alternativas relacionadas con la formación superior, destacan los másteres FP y los cursos de especialización, dos modalidades que permiten a los estudiantes profundizar en conocimientos específicos y mejorar sus habilidades en áreas particulares.
Las prácticas de formación profesional (FP) desempeñan un papel crucial en la transición de los estudiantes al mundo laboral, ya que les ofrece la oportunidad de aplicar sus conocimientos teóricos en entornos reales. Sin embargo, una pregunta que suele surgir es si estas prácticas son remuneradas o no. La respuesta a esta interrogante varía según el país, el sector y las políticas de las empresas, generando un debate continuo sobre la equidad y el valor de estas experiencias formativas.
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