Se trata de un canal que ya no se limita a jóvenes con conocimientos informáticos, sino que es utilizado cada día por millones de personas de todas las edades para realizar sus compras, desde los productos de supermercado hasta incluso un coche.
La curiosidad por saber qué hacen otros con el producto o cómo lo evalúan les lleva a esa búsqueda de información, que se convierte en un factor de decisión clave para la compra. Por lo tanto, los millennials han creado sus propias reglas de compra, y es el momento de las marcas para renovarse o morir. La clave es centrarse en la experiencia de compra y monitorizar todo lo que se habla en internet de su producto. “Los Millennials compran diferente, y tú, ¿estás vendiendo diferente?”.
De entrada, el contexto respecto hace sólo dos años ha cambiado. Suena exótico, pero ha girado. Recordemos que, según Google, un usuario consume de media 10 piezas de contenido antes de vincularse con una marca. El uso de las plataformas más visuales ha aumentado. Es decir, plataformas como Instagram ya con 400 millones de usuarios, o la potente Snapchat están copando la atención de los usuarios. Y eso condiciona directamente las estrategias en medios sociales. El tiempo de atención es la nueva economía.
Y sin embargo, al eclipsante ruido de las redes sociales también habría que reconocer cierta querencia por lo hype en el sector. A nuestros clientes corporativos no se les explica con claridad la necesidad de añadir al mix de medios sociales un blog corporativo. Y este elemento es absolutamente imprescindible. Mucho más si cabe cuando se traten temas más corporativos como la RSE, fundaciones u otros más allá de los productos y servicios.