Aunque no nos lo queramos creer, estamos en un momento clave de la historia contemporánea. La inestabilidad social y política cada vez es más evidente en todos los países del mundo, la inseguridad económica (y por tanto el miedo al desempleo) son cada vez mayores, con “tambores de crisis” sonando cada vez más fuerte, la patente debilidad de lo que década atrás fueron democracias sanas y completas… El mundo está cambiando.
Desde el plano económico
Las políticas acomodaticias que se han llevado a cabo durante demasiados años, inyectando ingentes cantidades de liquidez en el sistema y por tanto favoreciendo el endeudamiento desmedido de empresas y gobiernos, van a tener ahora consecuencias, y las vamos a sufrir nosotros. No se sabe a ciencia cierta cómo, pero la inflación que durante este 2022 estamos sufriendo es la primera muestra de ello.
La gente tiene miedo. Tiene miedo de no poder llevar a sus hijos al colegio, de no poder salir una semana de viaje en verano, de no permitirse comprar carne o pescado, de perder sus trabajos, etc. Esto se traduce en inestabilidad política y social, con las gentes saliendo a la calle para que les suban los salarios, y los gobiernos prometiendo hacer aquello que saben que no pueden. Un circulo vicioso que va a tener un final muy triste.
Desde el plano político
Cada vez son más los partidos populistas que están escalando en las encuestas. A mí siempre me han dicho que “los extremos nunca son buenos”, y hoy en día cada vez tienen más peso, por lo que la situación en la que nos encontramos “no es buena”. En lugar de dirigentes carismáticos y con conocimientos reales sobre las políticas más eficientes que implantar, tenemos populistas que solo ponen parches a problemas estructurales que no tienen solución. Así nos va.
Y todo esto en un contexto de gran tensión entre países, donde la geoestrategia es cada vez más importante. Lo hemos visto con las relaciones comerciales entre EEUU y China hace unos años, con la guerra de Ucrania, y muchos otros conflictos que no tienen tanta repercusión en los medios de comunicación, pero que están ahí.
Resultado
Un nuevo pacto social es necesario. ¡Y es necesario ya! El pueblo tiene cada vez más poder, más que en otras épocas de la historia, y debe actuar para conseguir una situación mejor que la que tenemos. Las corrientes que bogan por un nuevo pacto social son cada vez más numerosas, y no solo en España, sino a nivel global.
Lo que no necesitamos es un llamado pacto social entre partidos que el único objetivo que tenga sea meramente electoral y propagandístico, y que pasados 5 años se caiga por su propio peso. No. Lo que necesitamos es un pacto social transversal, que incluya todos los aspectos políticos, sociales y económicos, cambiando la estructura obsoleta en la que se organizó este país. Un nuevo pacto social que sea ambicioso, y que no sea simplemente una actualización de las rentas públicas. Y es aquí donde deberemos preguntarnos si lo que hace falta es simplemente una reformulación del sistema capitalista, o su destrucción final.