¿Es realmente posible el Capitalismo Sostenible, o es una mera limpieza de cara para las empresas?
Para empezar, debemos entender el concepto de Capitalismo Sostenible. Este término se está haciendo cada vez más presente en nuestro día a día. Pero realmente en algunas ocasiones no somos conscientes a qué hacen referencia. En este caso, el Capitalismo Sostenible tiene una cierta connotación tanto moral como económica.
Desde el punto de vista económico tenemos el capitalismo que se define como un sistema económico y en parte social que, mediante algunos medios privados. El mercado le sirve como un mecanismo para reasignar esos recursos de manera eficiente y el capital para generar riqueza, así logrando una posición económico-social. Al final según muchas teorías, el capitalismo no debe permanecer inmóvil, sino que sufre variaciones: o acumula o muere.
La sostenibilidad capitalista trata de fomentar las ganancias y el crecimiento, teniendo en consideración mantener la naturaleza lo mejor posible.
Es cierto que este nuevo movimiento está presente en la sociedad y podemos encontrar muchas organizaciones luchando para mostrar una cara más sostenible. Un claro ejemplo de ello es la importancia de los Objetivos y Retos de Desarrollo Sostenible (ODS), para el desarrollo tanto privado, como para las empresas, así como el desarrollo sostenible de los países.
Pero esto no es lo único que está tomando valor, sino que una de las mayores cuestiones que se está haciendo. ¿Cómo lograr este paso desde un capitalismo sin tabús e inhumano hacia una economía centrada en el bien común?
¿Una nueva revolución?
En ello se basa esta nueva revolución, o el camino hacia ella. Debemos basar el consumo en una mayor concienciación, ser críticos con las empresas y con los bienes que necesitamos y modificar el propio sistema en que nos basamos, ya que no muestra un próspero futuro.
Como afirmó Jeffrey Sachs, “el desarrollo sostenible es ante todo un ejercicio de resolución de problemas”, y claramente tenemos una meta definida con este desarrollo sostenible.
Pero el problema principal es la necesidad de esos movimientos sostenibles por parte de las empresas, pero sobre todo creo que la solución la deberíamos de marcar nosotros mismos. Deberíamos tener en consideración esa percepción de valor y las necesidades que realmente tenemos no que pensamos necesitar, además de tener presente esa parte ética tanto de forma personal como buscarla en las empresas.
Es el momento de marcar la diferencia.