Hace unos meses se plantearon en una mesa redonda diversos gaps en los que tenían como tema central la educación, la pobreza y la desigualdad y cómo a través de los ODS se pretendía erradicar estas desigualdades que encontramos en varias zonas del mundo.
En la mesa redonda de hace unos días siguiendo esta línea argumental se habló del peso y papel que tiene la empresa privada en los conceptos anteriormente planteados.
Y es que su papel en la economía es muy importante, el bienestar de una sociedad depende en gran medida de los resultados de las empresas, si a las empresas les va bien esto se reflejará en el bienestar de todos al inyectar mayor dinero en la economía y retroalimentándose con mayor consumo.
Tanto es ese papel que Ban Ki-moon, exsecretario general de las Naciones Unidas dijo estas declaraciones: «El sector privado es un socio esencial para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Las empresas pueden contribuir como parte de su negocio principal. Por lo tanto, hacemos un llamado a las empresas de todo el mundo para que midan el impacto de sus acciones, establezcan metas ambiciosas y hagan un seguimiento de su progreso para comunicarse de forma transparente».
Como queda claro aquí, los objetivos de desarrollo solo pueden implementarse si los ODS no se quedan solo en un proyecto político de torre de marfil, sino que se escuchan en todos los niveles de la sociedad. El astillero, como promotor de los principios del emprendimiento social, ve un enorme potencial en las empresas que asumen los ODS. De esta forma, pueden contribuir a alcanzar los objetivos globales de sostenibilidad para la viabilidad futura de nuestra sociedad.
Es por esto por lo que cada vez más empresas están enfocando sus estrategias más allá del ámbito económico, dando vital importancia a temas sociales y sostenibles.
Como explica Ramón Pueyo, socio responsable de Sostenibilidad de KPMG en España, “cuando dentro de diez o veinte años miremos atrás nos daremos cuenta de que estamos al principio de una transformación profunda de los modelos de producción y de consumo de nuestras economías. Una transformación que, como estamos viendo ya, requiere que los empresarios y directivos estén persuadidos de la importancia del medioambiente y el propósito de su compañía desde la convicción, la conveniencia o la coacción”.