El camino hacia un mundo más igualitario.

¿Somos realmente conscientes del camino que estamos siguiendo hacia un mundo con más desigualdades entre sociedades, géneros, económicas; o realmente vamos con un motor puesto sin pensar en las consecuencias y las necesidades de los demás si no nos vemos perjudicados? Actualmente, parece que la sociedad esta creando a personas individualistas y egoístas, que solo se preocupan por una causa si se ven afectados.

La desigualdad es un claro ejemplo de esto, y se puede observar de distintas formas ya que no es única y puede afectar a diferentes aspectos de nuestra vida y entorno. Podemos agrupar las diferentes desigualdades en los siguientes grupos:

  • Desigualdades sociales. Se producen cuando una persona recibe un trato diferente. Como por su posición social o económica, por sus creencias o de su género, de la cultura de la que proviene, hasta de su orientación sexual. 
  • Desigualdad económica. Se ve reflejada en la diferencia de riquezas entre las personas más ricas y pobres. Esto supone un problema directo hacia la disponibilidad de bienes y servicios y la accesibilidad a ellos.
  • Desigualdad educativa. Se basa y se complementa con las comentadas anteriormente, debido a las diferentes oportunidades para acceder a la formación. Además existe una relación significativa entre esta desigualdad y la relación con los refugiados.
  • Desigualdad de género. Se produce cuando una persona dependiendo de su sexo tiene acceso a diferentes oportunidades tanto laborales como sociales, etc. 
  • Desigualdad legal. Se produce cuando el funcionamiento de los tribunales y las propias leyes favorecen a ciertos individuos frente a otros. 

Una vez diferenciadas podríamos aplicarlos a los problemas que vemos en el día a día. Las desigualdades sociales siguen apareciendo a pesar de los avances que han surgido en la sociedad, y deberían de haberse visto mitigadas, pero seguimos viendo agresiones, sesgos y diferencias entre personas por las diferentes casuísticas comentadas.

La desigualdad en la educación se ve reflejada con los constantes cambios y, los más afectados siempre son los más pequeños. Según datos de ACNUR de 2020, de los 7.1 millones de niños, niñas y adolescentes refugiados en edad escolar, 3.7 millones no van al colegio. Se calcula que más de 7 millones de niños refugiados han perdido la accesibilidad de acudir a las escuelas debido a la pandemia del coronavirus. Esto supone un gran riesgo ya que muchos de ellos no podrán “volver nunca más” a la escuela. Además afecta directamente a las posibilidades educativas de estos niños, remarcando la desigualdad entre países y la diferencia de oportunidades para su empleabilidad.

Continuando con la desigualdad de género, un claro ejemplo en España es la brecha salarial. Según el informe de CSIF del año 2020, la diferencia entre salarios dependiendo del género es de un 20.3%, esto se ve además reflejado con el tipo de contrato; hay más del triple de mujeres con contratos a tiempo parcial que hombres. Solo durante la pandemia, la diferencia entre hombres y mujeres con contratos temporales se multiplicó por diez. 

Estos solos han sido algunos ejemplos, deberíamos centrarnos y pensar.

Cuando será el momento de hacer frente a estas diferencias entre seres humanos y acércanos hacia una igualdad transversal, tanto de oportunidades como accesibilidad a bienes y servicios.

La pobreza no solo se refleja en falta de riqueza sino también falta de valores y cultura. Centrémonos en formar un mundo más igualitario en todos los aspectos. 

Es hora de cambiarlo, ahora nos toca a nosotros

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