El día 21 de marzo los estudiantes del Master in Business Management (MBM) tuvimos la oportunidad de asistir a una actividad formativa (On the Edge), la cual consistía en una mesa redonda donde se trató el tema “La reducción de la desigualdad como motor de crecimiento”. En esta actividad, participaron tres personas de diferentes ámbitos de la sociedad, quienes nos hablaros sobre la desigualdad y como esta afecta al desarrollo de las personas. Estos tres profesionales, desde su experiencia, nos dieron pautas y algunas medidas para reducir la desigualdad en la sociedad.
“¿Qué se entiende por desigualdad?”; “¿la desigualdad es que haya pobres en la calle?; ¿la desigualdad es visible o es oculta?”, estas son entre otras una serie de preguntas con las que Pilar de la Vega, Catedrática de Historia, Ex-Presidenta de Unicef Aragón y Ex-Consejera de Educación y Cultura, comenzó su intervención. Preguntas que resolvió basándose en informes publicados por organismos competentes en esta materia, como es Caritas.
La desigualdad es uno de los más graves problemas de nuestros días, que amenazan el progreso de la humanidad. La desigualdad no solo viene dada por la riqueza, sino también por las expectativas de la vida, en la facilidad que una persona tiene para acceder a unos servicios sanitarios o a una educación de calidad y o también entre los grupos sociales y los géneros. En resumidas cuentas, la desigualdad la encontramos en muchos de los aspectos de la vida de las personas.
Desde mi punto de vista y según otros artículos, uno de los principales causantes de la desigualdad social es la pobreza, la cual ha presentado un elevado crecimiento a consecuencia de la crisis sanitaria causada por el COVID 19. Según un artículo publicado, recientemente por Pilar de la Vega, en Heraldo de Aragón, “en Madrid ha vuelto a los niveles de pobreza de 2008, el año de la gran crisis económica: 1,5 millones de personas desfavorecidas a causa de la pandemia”.
La pandemia tuvo consecuencias negativas para toda la población, pero afecto principalmente aquellos hogares que ya se encontraban en una situación de vulnerabilidad. Una proporción importante de los hogares más vulnerables, suele estar compuesto por parejas, los inmigrantes, a los que disponen de menores niveles educativo/formativos hogares a hogares monoparentales y/o familias extendidas con hijos/as; siendo esto últimos los más afectados. Estos niños no tienen por qué pasar hambre, pero si tener muchas más posibilidades de estar malnutridos; no significa no acceder a la educación, pero sí tener dificultades para afrontar los gastos derivados de ella, tener más posibilidades de abandonar los estudios y que sea mucho más difícil tener acceso a la educación superior; ahí es cuando la pobreza crea una desigualdad social y se crean barreras para el desarrollo del crecimiento.
Por todo ello, a pesar de que las instituciones gubernamentales todavía tienen que continuar trabajo para poner soluciones a la desigualdad y erradicar la pobreza, la sociedad es quien tiene la responsabilidad de llevar a cabo medidas que estén en manos de los ciudadanos para minorar la desigualdad e intentar reducir la pobreza.