¿EN QUIÉN RESIDE LA CLAVE DE UN MUNDO JUSTO?

¿Injusticia? ¿Desigualdad? ¿Inequidad? ¿Cómo tendría que ser el mundo para que fuera justo?

Si todo fuera justo, ¿nada sería justo?; ¿tiene que existir injusticia para que exista la justicia?; ¿es la gente que busca la justicia la que está en posición privilegiada?

Todas estas dudas son algunas que resuenan en mi cabeza desde que, el día 21 de marzo tuvimos la oportunidad de asistir al primer ‘On The Edge’ que organiza Esic para los alumnos del MBM. Donde grandes profesionales trataron de acercarnos un poco más la situación actual para hacernos conscientes de que, en algún momento de nuestro futuro laboral, en nuestras manos estarán decisiones importantes que impliquen la progresión hacia un mundo más justo.

Pero ¿qué entendemos por justicia?

En cada país del mundo, existen órganos encargados de “controlar” esa justicia o emitir juicios sobre lo que es justo o no. De ahí viene alguna de mis dudas. Hablamos siempre desde la comodidad y la certeza de que esas normas éticas o esa justicia, no afectan a nuestra calidad de vida, sino que busca poner el foco en aquellas personas que, por condiciones ajenas a sus elecciones, tienen que luchar y hacerse oír.

¿O nos hemos “auto convencido” de que un niño que no tiene acceso a la educación es porque algo habrán hecho sus padres para no poder ofrecerle un derecho básico?; niños que el único plato de comida que tienen al día es el que comen en el colegio gracias a las becas comedor; niños que no pueden ducharse y utilizan las duchas de los vestuarios después de la clase de Educación Física. ¿En qué momento nos hemos convertido en eso? En todo lo que los representantes de la justicia y la equidad tratan de “acabar con ello”.

Cierra los ojos y trata de imaginar un político, un gran empresario, un juez, un cantante, un actor… piensa en personas influyentes en nuestra sociedad. Ahora te pregunto, de esas primeras personas que se te han venido a la mente, ¿cuántas son mujeres?, ¿cuántas de ellas tienen una discapacidad? ¿cuántas han tenido que luchar el doble de lo que tú lo has hecho para poder hacerse un hueco en la sociedad?

Claro que existen casos de personas con alguna discapacidad ocupando altos cargos referentes en nuestra sociedad, pero lo vemos como la novedad, como el valiente, el luchador… y en algunos casos, tristemente, como alguien que está ahí por sus condiciones y no por lo infinitamente válido que son sus conocimientos.

A todo esto, me refiero cuando trato de pensar en la justicia. Hemos avanzado muchos pasos, no hay duda de eso, pero seguimos sin ver a la persona primero. Cuando, por ejemplo, escucho a alguien hablar con una PERSONA con Síndrome de Down, ¿por qué le habla como si no le entendiera? ¿o como si fuera un niño? Cuando vemos a una persona en silla de ruedas, ¿por qué ese sentimiento de tristeza nos recorre el cuerpo?

Tenemos una sociedad con muchos deberes por hacer, una sociedad que poco está despertando y tratando de darles a todos los que han sufrido la soledad, la marginación, la opresión o persecución a lo largo de la historia el sitio que se merecen entre nosotros.

Me gustaría vernos a todas esas personas que estamos en nuestras posiciones privilegiadas viviendo un día como un niño que no tiene más que una comida al día, o como una persona con discapacidad. Proclamar nuestra empatía o nuestras ganas de cambiar el mundo está muy bien, pero ¿has tratado de acercarte a todas esas personas que viven en un mundo dónde, por su condición o el lugar en el que han nacido, no tienen acceso a todo lo que TÚ consideras un derecho?

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