Todos hemos escuchado alguno de estos conceptos a lo largo de nuestra vida, pero ¿tenemos claro lo que implica cada uno de ellos?
Hoy en día no cesan las solicitudes de igualdad de oportunidades para todos los ciudadanos, sin embargo, la igualdad de oportunidades no es siempre lo más justo.
En primer lugar, debemos aclarar las diferencias entre los tres conceptos a tratar: igualdad, justicia y equidad. En un simple ejemplo donde dos personas exactamente iguales se disponen a recoger fruta de un árbol, sin embargo, el árbol en su crecimiento se ha vencido hacia la fuente de luz que recibe. Distinguiríamos que la base del problema sería una inequidad, debido a que su lado más alto, por su tara en el crecimiento, ofrecería menos frutos que el extremo más próximo al suelo. Por tanto, existen tres sistemas de solución a nuestro problema:
- Solución igualitaria: para que la recogida del fruto sea más sencilla, le daríamos a cada persona una escalera de exactamente la misma altura.
- Solución equitativa: debido al crecimiento del árbol, facilitaremos una escalera más pequeña al individuo situado en las ramas más próximas al suelo y, por tanto, al segundo individuo le ofreceremos una escalera más alta debido a su mayor dificultad para alcanzar los frutos.
- Solución justa: antes de hacer la repartición de las escaleras, nos encargaremos de enderezar el árbol, si fuera posible desde su nacimiento con una guía o con el sistema de estacas cuerdas y alambres para los que actualmente estén torcidos.
Si pudieras elegir una de las opciones para solucionar el problema de la fruta, ¿cuál sería? Y ¿porqué?
Veamos una vez diferenciados los conceptos la aplicación a problemas reales actuales de desigualdad social. Una de las principales desigualdades sociales podríamos decir que es la pobreza extrema, con la disparidad cada vez más acentuada entre ricos y pobres. Las personas en situación de pobreza extrema se encuentran la mayoría de veces excluida de la sociedad debido a la falta de recursos que le ayudarían a salir de su situación, sumándole siempre los largos y tediosos procesos administrativos burocráticos, los cuales son complicados e inaccesibles, pero que facilitarían las ayudas sociales a las personas en esta situación. Por tanto, ¿Sería mejor darles a todas las personas que entren en el rango de pobreza las mismas ayudas sociales y facilidades? ¿Deberíamos ofrecer ayudas escaladas en función del grado de pobreza en el que se encuentre la persona? ¿O sería mejor enderezar el sistema para poder crear un reparto de la riqueza más equitativo y reducir tanto las comunidades de los ricos que son muy ricos y de los pobres que son extremadamente pobres en cada una de las naciones?
Este mismo sistema de aplicación de soluciones lo podemos aplicar a infinidad de situaciones desigualitarias que vivimos hoy en día en nuestra sociedad como pueden ser la situación de desempleo y trabajos precarios, la desnutrición y la mortalidad infantil, la discriminación ética y cultural, la escasez de accesos a la educación, la injusticia fiscal, la desigualdad de ingresos entre naciones o las brechas salariales dentro de ellas, la concentración del poder político, la desigualdad de género, etc.
Por todo esto, si el árbol fuese la sociedad actual ¿cómo la enderezarías?