¿Qué es la desigualdad? ¿Realmente podemos definirla en una sola frase?
Todas y todos estaremos de acuerdo en qué en todos los países existe, pero tenemos que ir mucho más allá para poder ser conscientes de lo que realmente abarca esta palabra.
En aspectos económicos, en España hay que destacar que el 26,4% de la población está en riesgo de pobreza y el 9% sufre el grado más intenso de esa escasez. Obviando que son unos datos realmente alarmantes podemos seguir excavando para ver más información.
De la población que se encuentra en pobreza severa el 53% tienen un nivel educativo medio, mientras que el 17,9% un nivel educativo alto. Y sí, el 27,5% tienen trabajo. Y aún más rotundo el dato que el 95,2% tienen vivienda. Recuerda qué estos datos hablan exclusivamente de situación de pobreza severa.
El portavoz del Gobierno de la Comunidad de Madrid se preguntaba recientemente “dónde estarán” los pobres (su comunidad ha subido del 17% al 22% de personas en situación de pobreza), y llamaba a leer con mucha atención los informes publicados por Cáritas.
La respuesta es muy simple, están en su casa. Obviamente que hay personas que tienen que «pedir» en sitios públicos, pero hay muchísimas otras personas que están en su trabajo, haciendo horas extras y aun así deben elegir entre luz o encender la calefacción, entre medicamentos o libros, entre el desayuno o la cena.
Todas estas decisiones se toman a diario y por un simple motivo, salarios injustos, salarios indignos o llámalo cómo quieras, que al final todo te lleva al mismo desenlace: retribución muy por debajo del coste de vida de una familia. Sin duda, el desempleo no define la pobreza.
¿Y qué pasa con las hijas e hijos?
Esto nos lleva a la desigualdad infantil, es decir, que muchas niñas y niños no tienen oportunidades de poder formarse y ser bien educados para estar en situaciones de igualdad con otras personas.
Porque recordemos, la educación es como una tribu, la familia educa y la escuela refuerza y enseña. Medida clara y concisa: salarios justos y conciliación familiar.
Por último, la desigualdad aparece en tantísimos otros aspectos de nuestra vida, pero seguramente en algunos que no te habías ni llegado a plantear.
- Cuando nos pusimos las mascarillas dejamos atrás a las personas con problemas de audición.
- Cuando hay un incendio, lo primero que se pide es desconectar la electricidad y, por lo tanto, dejan de funcionar los ascensores. Entonces, las personas con movilidad reducida pasan a ser ¿personas de segunda?
- Cuando vamos al cine pagamos lo mismo una persona que no usa silla de ruedas con una que sí que usa. Y, todos sabemos, que no nos situamos ni en el mismo sitio ni hacemos el mismo uso de las butacas.
En definitiva, igual deberíamos preguntarnos ¿qué es la igualdad? Porque recordemos, la desigualdad no se ve, ni se palpa, ni se toca.
Podemos sacar frases ya escritas de películas, canciones o de nuestros pensamientos. En mi caso quiero destacar algunas de la canción “La vida es eso” que no me dejaron en absoluto indiferente.
¿La igualdad es decidir el peso que le damos a lo malo y lo bueno?
¿La igualdad es estar en paz contigo mismo y con los que te rodean?
¿La igualdad es estar ahí, pero estar en serio?
¿La igualdad es sentir que lo que estás haciendo es viviendo?
Seguramente te suenan raro, sustituye igualdad por vida, pero antes reflexiona sobre la relación entre las dos palabras. No tengo ni idea de cuál es la mejor manera de definir igualdad, pero sí que me quedo con que “la igualdad no es que gane uno para que los otros pierdan”.