La tolerancia al cambio es un concepto que se basa en modificar ciertas costumbres o rutinas, pero aceptando el momento de transición en el que se encuentra. Es cierto que es normal pasar por un periodo de negación provocado por el miedo o la inseguridad que los cambios aportan a nuestras vidas. Salir de la zona de confort nunca ha sido fácil porque lo desconocido da miedo, pero depende de nosotros cómo afrontar una situación así.
En el mundo laboral, se presentan continuamente cambios que tenemos que afrontar de la mejor manera para poder adaptarnos y seguir siendo eficientes. Para poder entender el cambio, es necesario ser consciente del mismo y eliminar las creencias limitantes. Éstas, suelen aparecer en momentos de incertidumbre y pueden bloquearnos ante una situación cambiante. A veces es vital ponerse a prueba, por mucho miedo que se genere, porque es un momento en el que se afrontan los miedos. Una vez la situación vuelve a la normalidad o la adaptación ha sido tan buena, que sentimos que volvemos a estar estables, nos damos cuenta que ha mejorado nuestra autoconfianza que nos ayudará a seguir planificando la situación y poder tolerar un futuro cambio mucho mejor.
Es cierto que el ser humano es un animal de costumbres, le gusta tener todo bajo control y estar seguro en su burbuja, donde todo le es familiar. Las situaciones nuevas amenazan con traer el caos, incertidumbre y a perder por completo el control. Modificar ciertos hábitos puede provocar hasta ansiedad en muchas personas, se habla que a medida que nos hacemos mayores, toleramos menos todo lo que implica un cambio en nuestras vidas.
Sin embargo, hay personas que ven el cambio como una oportunidad. Se puede decir que el porcentaje de éstas es menor que el anterior, pero existir, existen. Para ellos, una situación así puede implicar mejorar, superarse o aprender. El vértigo existe siempre, pero depende de cada individuo de cómo lo afronta y el tiempo que necesita para poder adaptarse. Ponerse a prueba y afrontar retos, para estos individuos son alicientes a la hora de empezar un proyecto, establecerse o estancarse no está en sus planes, necesitan movimiento para sentirse cómodos y realizado.
Hablando del cambio organizacional, también temido por muchos, se da a menudo en las empresas y es necesario llevarlo a cabo y ser consciente de que no todos los empleados van a reaccionar de la misma manera. Para que una organización sea competitiva, es necesario que cada cierto tiempo se planteen cambios para poder mejorar sistemas, procedimientos o métodos. Al fin y al cabo, una empresa se tiene que adaptar y evolucionar constantemente y para ello, el cambio va implícito. Cuando se da el caso, también nos encontramos con los trabajadores que no pueden tolerar este tipo de situaciones por miedo a perder su puesto de trabajo o por miedo a no poder adaptarse.
A veces se da la situación de que se genera una resistencia al cambio organizacional, que se debe evitar en todo momento ya que puede conllevar a un desequilibrio en el funcionamiento de la compañía. Algunas organizaciones se limitan a los cambios porque, normalmente, conllevan varias modificaciones tales como. Inversión económica, distintas responsabilidades, nuevos roles, cambios salariales, desconocimiento de por qué el cambio… Son variables que hay que tener en cuenta porque hacen que muchos empresarios se tiren atrás antes de implantar nuevas políticas en una compañía.
Para evitar este tipo de situaciones que pueden hacer que la empresa entre en un proceso de estancamiento, es necesario que los cambios se comuniquen de una manera clara, concisa y concreta de manera tanto interna como externa. Siempre hay que explicar el por qué de los cambios y, sobre todo, el lado positivo que estos van a traer. Hay que resaltar los beneficios que estas modificaciones van a aportar y mostrar confianza y ambidestreza a la hora de comunicarlo.