EL CAMBIO COMO PARTE DE NUESTRA VIDA

Vivimos en un mundo globalizado, en constante cambio y donde todo lo que no se adapte a este cambio, termina desapareciendo. Existen miles de ejemplos de empresas que han fracasado y terminado su actividad por no aceptar el cambio como parte de su modelo de negocio. Pero este concepto de cambio no consiste solo en hacer las cosas de manera diferente, sino también en que las personas actúen y trabajen de forma distinta. Existen ciertas habilidades y competencias que pueden convertir la incertidumbre del mercado en una oportunidad empresarial si se internaliza el cambio como un elemento más de la cultura y gestión organizativa.

El miedo es una reacción muy común frente al cambio, puesto que la gente piensa cosas como “pareceré muy incompetente si no supero esta situación”, “no tengo control sobre lo que ocurre” o incluso “mi trabajo puede convertirse en innecesario o redundante”. Toda capacidad de superar esta situación surge de la confianza en uno mismo, debemos vernos como una parte fundamental del cambio, una figura que está dispuesta a trabajar duro y ayudar al equipo a prosperar. Entonces, debemos identificar nuestros sentimientos relacionados con el cambio, practicar construyendo resiliencia a través de las oportunidades que nos brinda el cambio y preparar nuestro cerebro para aprender y desarrollar nuevas habilidades.

Tanto el líder como los trabajadores de cualquier compañía son fuentes poderosas para incorporar y mejorar el cambio como una característica más del modelo de negocio. Para practicar estas habilidades es conveniente crear entornos seguros en los que tomar riesgos y aprender. En estos entornos es preciso identificar huecos o espacios en los que existen oportunidades de mercado o insatisfacciones de la demanda. Ante cualquier situación en la que se identifique una oportunidad laboral es necesario crear prototipos para probar los procesos o productos antes de implementarlos y/o lanzarlos al mercado.

Cualquier líder de un equipo de trabajo es importante que lidere una iniciativa de cambio, no solo diciéndole al grupo que el cambio está llegando, sino haciéndolos partícipes y piezas fundamentales del proceso. Para ello, será necesario ofrecer los recursos necesarios, dar tiempo de trabajo suficiente para las tareas a realizar, fomentar el desarrollo de nuevas habilidades y actualizar los sistemas y la información diariamente. La acción de cambio que se quiera implementar en la empresa debe ser consistente, concisa, clara y flexible, además de ser apoyada y entendida por el equipo de trabajo. Una vez se haya implementado esta acción de cambio, es esencial mantener los resultados del equipo con el desarrollo de sistemas y procesos nuevos.

Debido a que el proceso de cambio es algo complicado de implementar, será necesario ayudar a que el equipo lo acepte, entendiendo y abordando sus recciones. Encontraremos a algunos empleados que se resistirán al cambio, por lo que deberemos comprometerlos haciéndolos parte de la solución a través de la planificación e implementación de los procesos. También se darán casos en los que los empleados estén saturados, entonces tendremos que reducir las tareas que no aportan valor y dividir las iniciativas en partes más fáciles de llevar. El apoyo a todo el equipo en la consecución de los objetivos generará sentimientos de compromiso e implicación para seguir mejorando y creciendo.

A través de la gestión de momentos o situaciones de crisis en el trabajo se desarrollan y aprenden técnicas como:

  • Identificar y llevar a cabo las oportunidades de mejora y crecimiento detectadas en el mercado.
  • Fomentar las habilidades para aprovechar al máximo el cambio continuo que ocurre en el mundo.
  • Anticipar y abordar cualquier tipo de contratiempo o factor que se resista al cambio.
  • Planificar y gestionar proyectos de cambio exitosos que nos permitan aprender y ser resilientes.

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