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En el mundo empresarial, es muy común que, a lo largo de la trayectoria de una compañía, se produzcan cambios notorios que alteren la dinámica de ésta. Hoy en día, las empresas están inmersas en el entorno VUCA, un entorno completamente cambiante y lleno de incertidumbre del que tienen que estar preparados para actuar. A veces, asociamos estos cambios a factores ajenos o externos a la empresa, pero hay que ser conscientes que no siempre es así, y que pueden venir del interior de nuestra organización.
Con el fin de obtener mejores resultados o una eficiencia mayor en los procesos internos de la compañía, experimentamos y realizamos cambios en el funcionamiento del negocio en busca de esa mejora. Para ello, hay que perder el miedo, hay que asumir el riesgo y afrontar el cambio con actitud positiva. Es necesario acostumbrar al equipo a adaptarse a nuevas situaciones y cambios, fomentando una cultura de cambio, pues de esta manera, nos aseguraremos mejores resultados y será más sencillo encontrar mejoras y eliminar procesos que obstaculizan el funcionamiento de la empresa.
Todo cambio, conlleva una gestión de los sentimientos y un control de las emociones. Es importante identificar qué sentimos y por qué, y tratar de controlar esos sentimientos. Esta gestión de las emociones debe ser abordada, en primer lugar, por el líder de la organización, para que éste pueda transmitir a su equipo la necesidad de tratar este tema.
Es importante involucrar a todo el equipo en la cultura empresarial del cambio, cambiando la mentalidad tradicional y haciendo ver que no sólo los directivos tienen el poder de cambiar las cosas, sino que los propios empleados tienen la capacidad y la libertad de proponer mejoras en la estructura de la organización y su funcionamiento. Además, esto provoca que los empleados tengan una motivación mayor en su trabajo al ver que son valorados y que su opinión la tienen en cuenta.
Las nuevas ideas que se propongan deben ser estudiadas y su funcionamiento debe ser comprobado antes de ser puesto en marcha.
Por otro lado, es necesario trabajar la resiliencia, que nos ayudará afrontar mejor los cambios y adaptarnos a las nuevas situaciones. Hay que percibir el cambio como una oportunidad para mejorar y obtener beneficios, y en el caso de no conseguir los objetivos marcados, aprender de los errores de cara al futuro.
Por último, es importante aceptar los cambios, analizarlos y ver qué nos han aportado. La comunicación interna en la organización es fundamental. Recoger las opiniones de todo el equipo y posteriormente valorarlas con el objetivo de conocer las distintas percepciones de nuestros empleados sobre los cambios realizados.
Como conclusión, en el mundo empresarial hay que estar dispuestos a realizar cambios en nuestra organización si queremos seguir siendo competitivos en el mercado, y para ello es importante involucrar al equipo, trabajar la resiliencia y aceptar los cambios. Para innovar y mejorar, hay que cambiar, y sólo de esta manera podremos alcanzar el éxito.