LO ÚNICO CONSTANTE ES EL CAMBIO

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Ahora más que nunca, tras la pandemia provocada por el COVID-19 nos caracterizan los entornos VUCA. En este sentido, me gustaría señalar que los cambios están a la orden del día, que prácticamente son constantes y, cada vez causan transformaciones con mayor velocidad, frecuencia e impacto. Es por ello por lo que saber gestionarlos y aprovechar las oportunidades que éstos nos brindan es de suma importancia.

Aprender a gestionar cambios provoca el desarrollo de habilidades y nuevos comportamientos para hacer frente a los obstáculos que provoca la incertidumbre y, puede llegar a convertirse en una oportunidad que beneficie al individuo, a su equipo y a su organización.

Por otro lado, involucrar al equipo y hacerles sentirse valorados les otorgará la confianza suficiente para expresar sus ideas y consiguientemente, les dotará de la motivación necesaria para superar los cambios e incluso iniciarlos para conseguir transformarlos en oportunidades.

¿QUÉ HACER SI NO TE GUSTAN LOS CAMBIOS?

Son diferentes las reacciones que nacen de los cambios, personas más aventureras y otras más reacias a ellos por la costumbre de permanecer en su “zona de confort” y miedo a lo desconocido. Sin embargo, éstos son inevitables. Si eres del segundo tipo de personas es aconsejable que nombres tu emoción principal en el momento concreto. De esta manera, siendo consciente de los sentimientos que cada uno experimenta en cada preciso momento, serás capaz de trabajar con ellos y no contra ellos, y podrás manejar los obstáculos de manera más productiva.

Debemos aprovechar al máximo los constantes cambios y para ello, Amy Jen Su, coautora de “posee la habitación” nos recomienda tres consejos a aplicar. El primero de ellos, es cuidar primero de ti mismo, sólo encontrándote bien tú serás capaz de ayudar a los demás. El segundo consiste en mirarte como influyente y asumir la responsabilidad que ello conlleva en cambios iniciados por ti mismo. Por último, ser un ejemplo para seguir, ayudando a los demás a prosperar y evitar estancarse en las dinámicas negativas.

En otra línea, cada vez es más frecuente el uso de la palabra “resiliencia” y es que todas las organizaciones buscan personas de tales características ya que son necesarias pues son capaces de enfrentarse a los cambios constantes y saber recuperarse de ellos, para hacer frente una y otra vez a las constantes y sucesorias variaciones.

Los cambios pueden ser positivos y de las oportunidades que ellos nos brindan se aprende mucho, incluso de los negativos. En este sentido, debemos estar preparados y abiertos a aprender continuamente. Para ello, cuidar el cerebro es fundamental, dormir las horas necesarias acompañado de una buena alimentación posibilitan que el aprendizaje se consolide. Tomar descansos cuando los necesites provocará que la creatividad vuelva tras despejar un poco la mente.

LOS ERRORES COMO APRENDIZAJE

Por otro lado, como líderes tenemos que ser capaces de inspirar al equipo a que sean ellos los que inicien y promuevan el cambio. Ello les dotará de motivación suficiente para detectar áreas de mejora y ser capaces de tomar riesgos para provocar cambios para mejor. Cuando se encuentran seguros y cómodos es mas fácil que desarrollen sus niveles de compromiso, productividad y creatividad. Por todo ello, aconsejo que las organizaciones posean intrínseco en su cultura los errores como fuentes de aprendizaje ya que de esta manera buscar problemas para ponerle solución puede ser una estimulante motivación.

LA IMPORTANCIA DE LA CONFIANZA

Está claro que debemos dotar a los empleados de confianza que les permita ser capaces de tomar la iniciativa de promover cambios, sin embargo, es aconsejable para fomentar esta confianza establecer ciertos límites especificando que está permitido y que no, demostrar que incluso los líderes cometen fallos también les otorga confianza, así como, ser accesible para que comenten ideas, sugerencias o inquietudes. Fomentar la interacción entre los miembros del equipo también permitirá conexiones entre ellos y se esforzarán por objetivos comunes, lo que será un aliciente para el cambio y para mejorar la organización.

Por último, me gustaría terminar añadiendo que la mayoría de las personas son reacias a los cambios. En esta línea, aquellos más resistentes pueden ser una fuerza para el bien al aportar ideas negativas que al resolverlas hacen refuerzan el proyecto, por ejemplo. Debemos descubrir que motiva esa resistencia para abordar sus preocupaciones y hacer que sean parte de la solución, involucrándolos en su implementación del cambio. En muchas ocasiones, existen miedos ocultos que llegan a impedir que se realicen cambios, por ello, apoyarles en la identificación de objetivos de mejora es fundamental para evitar impedimentos para alcanzar los objetivos propuestos.

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