Hoy en día, la colaboración global no es algo que se limite únicamente a determinadas empresas o puestos. Desde hace varios años, la colaboración por parte de los empleados con personas fuera de las fronteras de su país es más común. Estas personas pueden ser otros empleados, pero también proveedores, clientes u otras empresas asociadas. En este post se tratarán algunos desafíos que presentan estas colaboraciones globales y cómo deben actuar los gerentes antes ellos.
Diferentes culturas
En primer lugar, encontramos las incomprensiones culturales, las cuales dan lugar a malentendidos que crean crispación y mal estar. Es necesario entender la cultura de las personas con quienes estamos en contacto, ya que un simple gesto puede suponer una grave falta de respeto.
En este contexto, entra en juego la “inteligencia cultural”. Esta hace referencia a la capacidad de evaluar y diferenciar las interacciones entre personas de una cultura diferente a la propia, así como saber solventar situaciones incómodas en países extranjeros. Para aprender de otras culturas son diversas las fuentes que se pueden utilizar, siendo la observación una de las principales. También es recomendable leer libros o ver películas y documentales de dicha cultura o producidas allí, con el objetivo de entender sus valores y creencias. La ayuda externa también es recomendable. Por ejemplo, un profesor que te ayude a mejorar su idioma o un experto, en dicha cultura, que te facilite su comprensión.
La confianza como base
En segundo lugar, la confianza es la base de la colaboración y la negociación. En este caso, se puede ver mermada por varias causas, como la falta de conocimiento de la otra parte, su manera de operar o el poco contacto físico. Para contrarrestar estos factores que disminuyen la confianza entre colaboradores dispersos, se pueden llevar a cabo varias acciones, destacando dos.
La primera es favorecer la relación entre los participantes, creando reuniones para un primer contacto o base de datos sobre los colaboradores. Esta última se pone a su disposición para que puedan saber sobre el resto, incluyendo las competencias. Sabiendo las habilidades y capacidades de tus socios puedes confiar más en su trabajo.
La segunda es crear objetivos comunes, ya que el apoyo entre los que aspiran a conseguir dichos objetivos se verá favorecido. La confianza aumenta si uno sabe que la otra parte está trabajando por conseguir lo mismo que tú.
Diferencias lingüísticas
Como tercer desafío encontramos el lenguaje. Este desafío puede suponer un problema incluso cuando el lenguaje utilizado es el mismo, habiendo sido acordado con anterioridad. Ello se debe a que el tono, el acento o el dialecto puede diferir dependiendo del país, dando lugar a malentendidos. Otro problema relacionado con este tema es la diferencia de dominio de un idioma acordado entre las distintas partes. Aquellos colaboradores que tengan un menor nivel se verán más limitados a la hora de expresarse, dando lugar a una menor participación en las conversaciones, por lo que el número de opiniones y puntos de vista de ven perjudicados. Un buen gerente debe animar a aquellos que presentan una menor fluidez en el idioma, fomentar su aprendizaje o facilitar un glosario con los términos más difíciles y relevantes relacionados con la reunión.
Separados por kilómetros
En cuarto lugar, encontramos la distancia física que supone la colaboración de equipos repartidos por distintos países. Ésta provoca, entre otras consecuencias, la dificultad para organizar reuniones cuyos horarios sean de conveniencia para todos los participantes. También la falta de contacto físico anteriormente expuesta o las limitaciones de comunicación, basadas en correos electrónicos o videoconferencias, ya que dependen de su buen funcionamiento y una buena conexión a internet. Respecto a las reuniones, un buen gerente debe alternar los horarios para que no siempre sea el mismo grupo el que salga perjudicado. Para solucionar los problemas de comunicación, se puede establecer un espacio online compartido, donde se anuncien documentos importantes o críticos. De este modo se asegura que los miembros tengan acceso a éstos, evitando errores de incompatibilidad de versiones o ausencias en las listas de destinatarios.
Una meta común
En último lugar, encontramos la alineación del equipo. La dispersión de los equipos por diferentes países provoca que los conflictos tarden más en resolverse y que surjan divisiones y competencia. Para contrarrestarlo, la creación y comunicación de la visión, misión metas y tareas es una buena herramienta. En cuanto a éstas últimas, es necesario aclarar los roles y posiciones que ocupará cada uno, evitando así conflictos de autoridad o duplicación de tareas. A menudo, los equipos de determinadas áreas se visualizan como superiores a otros. Para evitar que esto suceda, el gerente debe asegurar la identidad compartida por parte de todos los miembros de la organización. Alguna de las acciones recomendadas son igualar el tamaño de los equipos, evitar que unos equipos trabajen más que otros y realizar las reuniones desde distintos lugares, haciendo ver así que el gerente visita a todos y les da la misma importancia.
Como conclusión, la globalización del mundo en general, y del mundo empresarial en concreto, ha provocado que los miembros de las organizaciones tengan que comunicarse, trabajar y negociar con personas que, pese a vivir en su mismo planeta, son completamente diferentes a ello. Prepararse para mantener este tipo de relaciones es un paso fundamental para mantener el equilibrio de las colaboraciones. Esta preparación adquiere gran relevancia desde el punto de vista de la colaboración, como hemos visto a lo largo del post, pero también desde la negociación. Las formas de llevarlas a cabo o el objetivo que persigue cada una de las partes pueden ser muy diferentes. Por ello es necesario aclarar que busca cada parte, analizar a la otra parte negociadora, iniciar el contacto buscando generar confianza y ser flexible para adaptarte al modo de operar del otro.
Todos y cada uno de nosotros somos criados y crecemos en una determinada cultura, pero debemos ser conscientes de que, al salir de nuestra área, existen otras con costumbres y formas de comunicación que pueden llegar a parecernos de otro planeta. La adaptación, flexibilidad y consecución de la alineación son tres habilidades necesarias para un líder en este contexto.