Parafraseando al filósofo griego Heráclito Panta rei, todo fluye. La vida es un cambio continuo e incesante. La empresa no escapa a esta realidad, y como tal, es necesario adaptarse a las diferentes situaciones que se presentan. Hablamos pues del ya tan normalizado entorno VUCA. La importancia de gestionar los cambios en la empresa recae tanto en la figura del directivo como en el becario que acaba de entrar, cada uno en su justa medida.
La adaptación al cambio es un indicador del liderazgo y representa una ventaja competitiva en el mercado. De hecho, la metamorfosis debida al cambio debería verse como algo habitual en la empresa. El problema es que no siempre se está dispuesto a confrontar dicha variación.
En las organizaciones, los cambios originan una oportunidad para ser competitivos en el mercado y de fomentar nuevas mejoras y a partir de ellas estrategias diferentes.
La adaptación al cambio se caracteriza por:
-Una capacidad de respuesta rápida, eficaz y con determinación. Poder tomar decisiones que realmente muestren una adaptación y demuestren una mejora o implementación. Dicha decisión no siempre vendrá respaldada por toda la información necesaria ni todos los integrantes del grupo estarán de acuerdo, pero se ha de tomar.
-El tiempo. Las decisiones que se toman para adaptarse al cambio suelen ser relativamente rápidas, sin embargo, los procesos que conllevan estas decisiones son más tardíos. Por ello, es necesario saber esperar y calcular el tiempo que lleva el cambio en sí para tomar la decisión y adoptar la estrategia deseada. El tiempo siempre es un factor clave para ser competitivos en el mercado, normalmente (obviando muchos otros factores), el que primero adopta un cambio con garantías resulta ser más competitivo.
-La resistencia al cambio. En la mente de todo empresario ha de circular una palabra todos los días: flexibilidad. La flexibilidad, que no debilidad, es la capacidad de adaptarse con facilidad a diversas circunstancias o acomodar normas a las distintas situaciones. Es imprescindible poseer un cierto grado de transigencia en el trabajo. Normalmente, los altos directivos y las empresas más grandes son más reticentes a los cambios, ya que implica la movilización masiva de capital, personas, procesos, tiempo, etc. Las empresas pequeñas por el contrario son más propensas y flexibles.
-Formación y liderazgo. Cuando algo no funciona, cuando se presenta un cambio inesperado de la situación, cuando entra en juego una circunstancia que no se tenía en cuenta, es el momento de demostrar los conocimientos y de mantener la cabeza fría para poder tomar decisiones válidas. Además, es necesario el valor para adentrarse en el cambio, la cobardía no tiene cabida en un proceso de transformación. Es misión del líder, involucrar a todos los que forman el grupo y dirigirles en el proceso el cambio para poder conseguir el rendimiento y el resultado esperado.
Teniendo en cuenta estos aspectos y características. Podemos afrontar el cambio con otra perspectiva. Siempre mirando hacia adelante. Sin miedo a equivocarnos o a cometer errores ya que en el error podemos encontrar la solución