Colaboración Global

Aferrarse a una idea significa tener un control total de algo pequeño. Dejar ir esa rigidez y control total, y permitir que otros contribuyan, significa que ahora se está aprovechando el poder de la colaboración para impulsar grandes cosas. Todos somos testigos del poder de la colaboración al compartir nuestro propio conocimiento en clase, ya sea en debates o comentando ideas que se exponen. Descubrí que la colaboración es fundamental para los proyectos más importantes y significativos en los que tuve la oportunidad de participar o presenciar con asombro, como el desarrollo de empresas que en su momento parecían pequeñas y ahora son multinacionales cuyos servicios utilizamos a diario. 

Esta percepción de colaboración no me viene de la nada. Esta percepción proviene de mi, ciertamente, corta experiencia. Cuando se trata de alcanzar un objetivo común, los individuos tienden a alcanzar un consenso y un resultado mucho más alto cuando colaboran entre sí. La colaboración abre nuevas fronteras hacia nuevos recursos como el dinero, el tiempo y, lo más importante, el conocimiento. En consecuencia, esto a menudo conduce a resultados que no se podrían haber obtenido de otra manera y que deberían haberse logrado sin importar qué. Los proyectos importantes ocurren al buscar socios admirables y colaboradores diversos que estén dispuestos a compartir ideas, trabajos y esfuerzos.

Creo que hay algunas lecciones esenciales que se deben aplicar al participar en un proyecto colaborativo. Primero; deja a un lado tu ego. Es posible creer que tus ideas pueden guiar al grupo a una mejor conclusión. Sin embargo, debes permitir que otros expresen sus opiniones y sugerencias, ya que siempre serán consideradas valiosas, pueden incluso hacerte reflexionar sobre tus propias creencias y, sin duda, agregarán diversidad al proyecto en cuestión. Segundo; Cuota. Esto tiene que ver con la primera lección. Al exponer sus ideas, permite que el resto acceda a conocimientos valiosos. Para hacerlo, es necesario tener coraje. Es fácil decir lo que piensas rodeado de un pequeño grupo de amigos. Es mucho más difícil hacerlo cuando tu audiencia está llena de desconocidos. Tercero; colaboraciones no es lo mismo que trabajo en equipo. Para colaborar hay que estar participando con el resto. La colaboración tiene valores como ser apasionado y estar motivado. A pesar de que el trabajo en equipo es el proceso a través del cual las colaboraciones se dan lugar, siempre puede haber miembros del grupo, parte del equipo, que no estén contribuyendo. Hay señales claras cuando se produce la colaboración. Es cuando todo el mundo tiene la oportunidad de hablar, se anima a hacerlo y, finalmente, lo hace.

Esto es a su vez un arma de doble filo. Hoy en día, hay mucha gente que adopta posturas pseudo-moralistas, y se “apuntan a un bombardeo”, con tal de tener esa sensación de pertenencia. Con esto me refiero a posturas políticas activistas a gran escala. Muchas universidades, en particular las carreras de humanidades activamente promueven esta idea de que, con 18 años, recién ingresado, tienes la responsabilidad de cambiar las cosas. Si la premisa es cambiar aquello que no estas de acuerdo desde un punto de vista individual y porque tu realmente crees en ello, estoy de acuerdo. Sin embargo, este tipo de actuaciones se llevan acabo adoptando ideas que no pertenecen a uno mismo necesariamente, y el individuo pierde su identidad y se convierte en un ladrillo mas en la pared. 

La colaboración global, en un mundo cada vez mas globalizado, es mas importante que nunca. No obstante, ha de realizarse sin perder de vista la soberanía individual. Hay que contribuir al colectivo desde las convicciones individuales.

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