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“Un estadounidense hace perder a su empresa millones de dólares por presentar un contrato a un cliente en una cartera de piel de cerdo”. Aunque el titular de esta noticia te parezca de ciencia-ficción, te aseguro que no lo es.
¿Cómo ha podido pasar esto? Para entenderlo debemos de tener en cuenta que el cliente era un musulmán de Arabia Saudí y que en su cultura, el cerdo es un animal muy respetado; por lo que, consideró como una ofensa que la otra parte llegase con una cartera hecha justo con ese tipo de piel.
En realidad, la razón por la que este negocio no acabó con un final feliz es sencilla: el trabajador norteamericano no tuvo en cuenta los aspectos culturales de la otra parte.
Cuando se habla de hacer negocios en el mercado internacional, parece que hay que centrarse en los aspectos más formales y nos olvidamos de la importancia de conocer a las personas con las que se quieren hacer esos negocios.
Hoy en día cada vez es más común que un equipo esté repartido en varias partes del mundo o que empresas de diferentes nacionalidades se tengan que poner en contacto. Esto conlleva que van a interactuar varias personas, cada una con unas costumbres y una cultura diferentes, y, podrán ocurrir malentendidos como el del ejemplo con el que hemos empezado este post.
Por eso, en este tipo de situaciones es donde debe ponerse en práctica la inteligencia cultural. Es decir, esa capacidad o habilidad de manejarnos y de trabajar en ambientes internacionales, siendo conscientes de que existen diferencias culturales que habrá que superar.
Esto se traduce en pequeñas acciones como decidir a qué hora fijar la hora de una reunión internacional, en saber si a una persona le tienes que preguntar primero por su vida personal antes de empezar una reunión o si con otra es mejor ir directamente a los puntos clave del día.
En este tipo de situaciones las soft skills juegan un papel muy importante, especialmente la empatía. Esta palabra que parece estar de moda es vital si trabajamos con personas que residen en diferentes partes del mundo. Además, nos permitirá mejorar la comunicación de la empresa, la creatividad y la productividad.
Al final, entender las diferentes culturas implicadas en un proyecto o en una negociación es imprescindible si queremos sacarlo adelante de manera exitosa. Es cierto que no es algo sencillo y que requiere de tiempo y esfuerzo, pero ¿no merece la pena intentarlo?