Hacia equipos más diversos

Un clima de trabajo sano y correcto se ha convertido en una de las principales exigencias o requisitos a la hora de elegir un trabajo. La confianza se ha erigido como un pilar básico para construir una relación laboral fiable, duradera y exitosa. Tanto es así, que incluso se ha empezado a acuñar el término más correcto de colaboración global, donde uno de los principales requisitos para que esta colaboración global prospere es la confianza.

Desde un punto de vista puramente interno de cara a la organización, existen multitud de métodos para fomentar este clima de confianza tratando de crear lazos de unión entre los integrantes. Crear reuniones semanales, promover el entendimiento interno, establecer objetivos comunes o mostrar la capacidad de los colaboradores son algunos de las herramientas que pueden ayudar a crear este entorno.

Desde la revolución industrial y la expansión de los medios de transporte, las empresas han comenzado a estar compuestas por equipos de personas de orígenes muy diferentes. En este sentido, los departamentos de recursos humanos han hecho un enorme trabajo facilitando un contexto laboral de comprensión y unión, favoreciendo la creación de grupos con un grado alto de diversidad. 

Aunque es cierto que existen barreras para crear grupos con cierto grado de diversidad, como podría ser el idioma, los diferentes miembros de estos grupos de trabajo deben poner facilidades para que todos los integrantes se sientan cómodos. Fomentar la comunicación inclusiva desde una perspectiva más pasiva, como intentar no dominar las conversaciones puede provocar una participación más activa, mostrando así, algunas de las capacidades que poseen los colaboradores y que pueden ser de gran ayuda para el futuro. Desde un enfoque más activo, se anima a proponer a las personas menos participativas a que pongan sus ideas a disposición del grupo, posibilitando las intervenciones más diferentes del grupo, creando valor desde un enfoque más innovador y actual.

Una de las claves para crear grupos de trabajo inclusivos es incentivar el dominio de idiomas, ayudando al entendimiento de todos los integrantes de la empresa. De este modo, un buen líder facilitaría el aprendizaje de un nuevo idioma, ayudando a que los empleados compaginen o complementen la jornada laboral con el aprendizaje de esta nueva lengua. Incluso, desde una perspectiva más colaborativa, un buen líder crearía cursos de idiomas para que la compañía estuviera guiada por la unificicación de una lengua común, una lengua para todos. 

La diferencia horaria también puede jugar malas pasadas cuando los integrantes de los grupos se encuentran en países o continentes con distintas zonas horarias. La gestión de las diferentes zonas horarias tiene que hacerse a través de una posición justa y transparente, evitando los favorecimientos a alguna persona concreta. Encontrar un momento a la semana para poner puntos en común y hacer un repaso de los acontecimientos más relevantes que han tenido lugar, puede beneficiar a los trabajadores, buscando así soluciones que se adapten a las necesidades de todos y que sean comprendidas y acordadas por todos los que formen parte de la unidad.

Finalmente, el propósito de la compañía demandará unas aptitudes y competencias concretas. Sin embargo, cualquier viaje empresarial comienza por el entendimiento de los valores, cultura, visión, misión y propósito de la compañía de todos los empleados. De esta manera, cuando existen códigos de conducta o protocolos de actuación que faciliten la toma de decisiones se lleva a cabo de una manera más sencilla y agradable. 

Deja un comentario