España no atraviesa su mejor momento, la tensión política y social se palpa en el ambiente, y a más de un año de haberse suscitado la crisis sanitaria provocada por la pandemia del covid-19 la situación no ha hecho más que empeorar, logrando que el país se encuentre más dividido que nunca debido a los diferentes conflictos a los que se encuentra haciendo frente.
Y es que las diferentes bancadas políticas que conforman el gobierno aún no logran ponerse de acuerdo para establecer cuáles son los principales problemas con los que España tiene que lidiar y el orden de prioridad con el que deben ser solventados. Mientras grupos independentistas trabajan por su cuenta, sin importarles la gobernabilidad de España, los extremos de la izquierda y la derecha se sacan los trapitos sucios al aire durante las sesiones del congreso, y los españoles viven bajo la incertidumbre del día al día y la controversia política.
Pero esto no sólo ocurre en España, sino que está pasando a nivel mundial. Diferentes países del mundo se encuentran atravesando su propia crisis social, a la que no encuentran solución alguna.
Sin duda, hoy más que nunca nuestras sociedades se encuentran polarizadas debido a los enfrentamientos internos que estamos viviendo, lo cual no hace más que incrementar el pánico y malestar de los ciudadanos, que en plena crisis mundial por el coronavirus lo único que necesitan son soluciones eficaces para lidiar de la mejor forma con esta grave situación.
¿Quién tiene la culpa?
Sería fácil decir que nuestros líderes políticos, junto con la polarización ofrecida por los medios de comunicación y las redes sociales -que solo nos cuentan la parte de la historia que más les conviene o que queremos escuchar- tienen la total responsabilidad de que estemos pasando por esta difícil situación, pero me temo que no. Los primeros responsables de esta situación somos nosotros, los ciudadanos, quienes promovemos y fomentamos estas actitudes.
El ser humano es egoísta e individualista, de eso no cabe duda. Sin embargo, es nuestra responsabilidad el incentivar a la unión y bienestar común. Esto sólo lo lograremos dejando atrás nuestras diferencias para remar juntos hacia un mismo objetivo, el cual debe ser claramente definido a través de un pacto social que nos permita lograr la paz social que tanto anhelamos.
¿Cómo lograr un pacto social a estas alturas?
Lograr un acuerdo social, político y económico no es una tarea sencilla, por lo que debemos considerar esta situación como una prueba para nuestros líderes políticos, quienes deben tomar las riendas de la situación y mostrarnos un discurso democrático y alejado de la polarización y conveniencias políticas particulares, tomando el papel de catalizadores con posturas moderadas y centralizadas en verdaderas respuestas y soluciones a los verdaderos problemas que nos aquejan, evitando el populismo y acercándose al ciudadano con honestidad.
Incentivar el compromiso cívico es un paso fundamental para poder alcanzar un acuerdo y solo un líder que busca el bien común puede guiarnos hacia él. Pero nosotros también tenemos la responsabilidad de desarrollar nuestro pensamiento crítico para adoptar una postura abierta al diálogo y que nos permita examinar nuestro entorno sin prejuicios, solo de esta forma tendremos una mayor perspectiva de lo que ocurre a nuestro alrededor y cómo debemos asimilarlo.
Los problemas a los que se enfrenta la ciudadanía son más profundos de lo que nos cuenta la televisión. El hambre en el mundo, la desigualdad, la contaminación, el acceso al agua y los conflictos, son solo algunos de los ejemplos de los problemas que viven millones de personas cada día dentro de su realidad y poner una solución a estos es un reto para toda la humanidad, aunque no estemos en primera línea sufriendo alguno de ellos. Este reto al que nos enfrentemos actualmente va más allá de nuestras diferencias sociales y nuestros intereses egoístas, este puede ser el principio de un cambio y avance de nuestra sociedad, es el primer peldaño que debemos escalar para conseguir un mundo mejor capaz de enfrentar los cambios y hacer frente a las coyunturas existentes.
Aprendamos a ser más solidarios y empáticos los unos con otros y exijamos a nuestros a nuestros líderes un cambio en la mentalidad individualista que domina nuestros países, esto no es una cuestión de convicciones políticas, sino de lograr un avance justo y necesario para todos, que nos permita eliminar aquellas diferencias que nos dividen y aunar fuerzas para lograr un mundo mejor.