El otro día encendí la televisión y lo único que oí fueron gritos y algún que otro insulto. ¿Queréis saber qué programa estaban emitiendo? No se trataba de ningún reality ni de un programa de prensa rosa, sino de las noticias. Justo estaban enseñando un vídeo de una reunión en el Congreso de los Diputados donde salían varios representantes gritándose unos a otros como si de un patio de colegio se tratase. Y lo peor es que no se trata de un episodio aislado.
La Cámara donde debían debatirse cuestiones importantes para el país ha pasado a ser una sala donde cada político se dedica a defender su idea y contradecir al resto por el mero hecho de pertenecer a partidos opuestos. No importa cuál sea el asunto a tratar, la dinámica parece ser siempre la misma. ¡Ah! Y en caso de que alguno se quede sin argumentos con los que rebatir al contrario, siempre pueden añadir en su discurso alguna salida de tono o incluso algún insulto. Y con esta sencilla fórmula ya se habría conseguido el objetivo deseado: crear polémica y evitar dialogar sobre las cuestiones importantes.
Luego, los medios de comunicación y las redes sociales se encargan de retransmitir lo que consideran más oportuno para sembrar el debate en la sociedad. ¿Y el resultado? Nada más y nada menos que una sociedad dividida y cada vez más polarizada. Es cierto que no se trata de una novedad en nuestro país, pero ahora, con la pandemia mundial, se ha hecho más palpable si cabe. En vez de unirnos, cada vez nos estamos alejando más.
Se habla de que este panorama es uno de los frutos de la democracia y del pluralismo político. ¿Pero de qué sirve tener diversidad de opinión si no se escucha y se da la opción al diálogo? Sin duda necesitamos una buena dosis de pensamiento crítico para ser capaces de juzgar los discursos políticos por lo que dicen y no por quién lo dice. ¿Qué más da si una propuesta ha sido elaborada con tinta amarilla, naranja, roja, azul, violeta, verde o multicolor? Muchos ciudadanos estamos ya cansados de tanta discusión, de tanta división y solo deseamos que los colores vuelvan a ser eso, colores.