¿PROCRASTINATION? THANK YOU, NEXT

Ya trabajé por 5 minutos, llegó el momento de tomar un descanso de 3 horas.

Cuántas veces hemos dejado nuestras tareas pendientes para el último momento, haciendo uso de excusas como: “aún es pronto para empezarlo, ya lo haré la próxima semana”.

Muchos de nosotros vivimos al límite de la fecha de entrega, siempre lo dejamos todo para después y cuando esto ocurre nos justificamos diciendo que nunca tenemos tiempo para nada, porque en la universidad nos dejan mucha carga de trabajos, porque tenemos compromisos personales, porque debemos limpiar la casa, porque, porque, porque… Un sinfín de justificaciones que nos conducen al círculo vicioso de la procrastinación. Yo, personalmente, he sido una procrastinadora profesional diagnosticada, una «enfermedad» de la que fui consciente desde hace ya algunos años, pero al entrar en la universidad tuve la necesidad de cambiar este mal hábito, aunque debo admitir que no es sencillo y requiere de mucha fuerza de voluntad, tomar esta decisión me ayudó a asumir con éxito los retos que se me presentaron en mi etapa universitaria y las etapas laborales que he afrontado y que afrontaré en un futuro cercano.

Por ello, hace unos días realicé el mentor de Harvard sobre Time Management, que me ayudó a reforzar los pasos que ya vengo siguiendo, además de aportarme algunos métodos nuevos que integraré para lograr una mejor gestión de mi tiempo.

Os comparto 6 consejos clave que he aprendido en mi lucha contra la procrastinación.

  1. Identifica tus objetivos y motivaciones, será más fácil organizarte si eres capaz de distinguir lo que te mueve a hacer las cosas. Ser el mejor en algo o empezar un nuevo proyecto son algunos ejemplos para comenzar el camino hacia la organización de tu tiempo.
  2. Conócete, a ti y a tu reloj biológico, esto te ayudará a identificar las horas del día en las que eres más productivo, por lo tanto tienes mayor nivel de concentración y creatividad y puedes aprovechar esos momentos al máximo.
  3. Aléjate de todo lo que quite el enfoque de tus tareas, apaga tus dispositivos electrónicos, cierra las pestañas de Internet que no necesites y crea un ambiente libre de tentaciones y sin el sonido de las notificaciones que nos llaman a caer en distracciones innecesarias. Si estás esperando un mail del trabajo o la contestación de un compañero, habla con ellos y comunícales qué horas estás disponible por teléfono, pon límites para cosas que no sean de extrema urgencia.
  4. Realiza una lista de tareas que debes hacer y complétala con un calendario en el que establezcas fechas en las que esperas haber finalizado esas tareas. De esta forma puedes evitar la multitarea y planificar tus días.
  5. Aprende a llevar hábitos de vida saludable para potenciar tu energía a lo largo del día y saber afrontar tus tareas lo mejor posible. Una dieta saludable, hacer deporte y la realización de técnicas de relajación como la respiración consciente y el mindfulness pueden ayudarte a gestionar los momentos de mayor estrés.
  6. La disciplina y el enfoque son fundamentales para aprender a manejar nuestro tiempo, si no tienes clara la necesidad de generar este cambio en ti y te auto exiges para cumplirlo, difícilmente lograrás cumplir con tus objetivos.

Muchos de estos consejos pueden parecer obvios, sin embargo el trabajo realmente difícil reside en llevarlos a cabo y mantenernos constantes en nuestra misión. Perder el enfoque resulta muy sencillo cuando tenemos tantas distracciones ante nosotros, por lo que debemos aprender a lidiar con ellas y mostrarnos fuertes para la obtención de nuestros objetivos, pues no habrá mayor satisfacción personal que vencer la procrastinación y saber organizarte en momentos críticos.

Recuerda, no existen vías rápidas ni procesos milagrosos para aprender a organizarte, esta transformación requiere de tiempo y constancia, tu tiempo vale oro y debes aprovecharlo al máximo para lograr tener éxito en tu desarrollo profesional y personal, ya que es de suma importancia aprender a llevar de forma equilibrada el tiempo que le dedicamos al trabajo y a nuestras actividades de ocio, ya sean individuales o con los amigos y familiares, y no hay una forma mejor que aprender a organizarnos desde ya y no permitir que el estrés provocado por la procrastinación arruine nuestros planes.

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