¡Ay, cuántas decisiones tomamos al día! Pero, ¿estamos realmente preparados para tomarlas? Y, ¿somos realmente conscientes del proceso de tomar una decisión? Gracias a el curso de “Making decisions” de Harvard, puedo deciros algunos “tips”. Recuerda, no sólo los CEO’s o líderes toman decisiones, tú ya tomas una decisión al elegir a qué hora te vas a levantar.
Primero, PREPARARSE para tomar la decisión. ¿Qué quiere decir esto? Que sepamos elegir a las personas correctas, que seamos ágiles según el tipo de decisión y que seamos rigurosos en el proceso. Además, Harvard propone el método “RAPID” para definir los roles y las responsabilidades de cada uno. (RAPID = Recommend, Agree, Perform, Input, Decide).
A continuación, se define el enfoque y el entorno, no olvidemos que según el país y la cultura puede haber sorpresas. Sería conveniente explicar las bases del enfoque, así como los objetivos, para que todos los participantes involucrados entiendan lo mismo.
Lo segundo, ANTICIPARSE a los retos en la toma de decisiones. Por desgracia, se suele caer en los míticos prejuicios: confianza en experiencias propias, confianza plena en nuestras ideas, afinidad “status quo”, confirmar nuestras opiniones y vínculos emocionales.
Para ello, la dinámica de grupo es una buena solución. De esta manera habrá variedad de propuestas y de puntos de vista, con lo que se intentará evitar caer en los prejuicios comentados anteriormente. El respeto siempre será uno de los pilares fundamentales, así como la escucha activa.
Lo tercero que se ha de hacer es, EVALUAR las alternativas. Hay muchas técnicas para este proceso, como el “brainstorm”, en el que los miembros del equipo van diciendo ideas. No nos olvidemos que es imprescindible un diálogo productivo y que sea justo el proceso.
Una vez que están todas las alternativas en la mesa, hay que evaluarlas para realizar la decisión final. Se proponen diferentes técnicas: sopesar distintas variables, matriz de priorización, tabla de compensaciones y árbol de decisiones. En este proceso, nunca dejemos de lado lo que no consideramos, muchas veces dejamos de lado esta área donde podríamos encontrar soluciones.
En cuarto lugar, el momento de la TOMA de decisión. Después de todos los pasos, es importante saber cuándo hay que tomar la decisión. Si se necesita mucho tiempo o poco, algo no funciona bien. Es un paso muy importante, ya que puede llevarnos al éxito o al fracaso.
En el caso de tener dificultades, hay técnicas diversas para llegar a una solución. Tengamos en cuenta las diferentes alternativas y volvamos a pensarlas, tal vez se haya pasado algo por alto, la decisión no es firme hasta que se toma. Hasta ese momento, ¿sabes que vivimos en un entorno VUCA? Por lo que pueden surgir imprevistos y nuevas situaciones a las que adaptarse.
Por último, sólo queda la COMUNICACIÓN y la IMPLEMENTACIÓN de la decisión. Es muy importante saber a quién comunicarlo, no sólo a la gente involucrada, sino a toda la gente que pueda estar afectada por esta decisión. El hecho de la comunicación en las empresas da confianza a los trabajadores por la transparencia y les hace más partícipes de la misma.
A la hora de la implementación, se debe tener en cuenta diferentes aspectos. Hay que asignar y repartir los objetivos, los recursos, organizar la logística, etc. Que no se olvide, que aún con la implementación, se debe tener en cuenta posibles ajustes para su mejora. Y la guindilla del pastel, aprendamos siempre de las decisiones.
Como conclusión, añadir que en el mundo de hoy siempre hay prisas, y nos limitamos a conocer el problema y dar una solución sin estudiar el por qué. Este análisis intermedio podría ahorrarnos mucho dinero y tiempo en el futuro e incluso se pueden salvar vidas. Hay que tener en cuenta todo el entorno y cualquier alternativa, como decía nuestro profesor Víctor “getting the big picture”. ¡Ojo!, el proceso de toma de decisiones es más complejo de lo que pensamos en muchas ocasiones.
“The future is not a matter of chance, but a matter of choice”