Tras realizar el curso Mentor de Harvard Business Publishing sobre la toma de decisión, me gustaría compartir algunas ideas acerca del tema y algunas reflexiones propias tras haber terminado el curso.
Vivimos en un mundo donde decidir es esencial para seguir adelante, todo lo que vayamos a decidir influirá en nuestro mañana, hasta no decidir es decidir.
Algo tan cotidiano y común en la vida diaria, me parece una pena que no se enseñe a hacerlo bien. Sin embargo, tengo el gran honor de poder haber realizado este pequeño curso de Harvard acerca de, cómo tomar una decisión, y la verdad es que he aprendido muchas cosas.
Las decisiones que tomamos dependen de la situación y del contexto en el que nos encontremos, pero antes de nada hay que diagnosticar el problema para entender las causas del problema y así poder definir posteriormente los objetivos.
Muchas veces estos diagnósticos pueden estar fuertemente relacionado con apegos emocionales, confianza en experiencias familiares o éxitos pasados, etc. Por ello es siempre recomendable poder hacer un diagnóstico del problema en grupo, buscar personas con diferentes perspectivas y prestar atención a lo que es diferentes como decía Francesca Gino y Michael Roberto.
Como dijo una vez un profesor de ESIC en una de mis clases, para ser buenos líderes hay que saber escuchar.
Una vez, hizo que cada grupo de clase compartiesen sus opiniones y tras terminar nos preguntó acerca de la opinión compartida de los otros grupos. Cabe destacar que ninguno de los alumnos de clase pudo hacer un breve resumen sobre las opiniones de los otros grupos. Con este pequeño ejemplo quiero destacar que hay que saber escuchar las ideas de los demás para llegar a ser un buen líder, pero además hay que intentar que todos participen en la formación de la idea final.
En este curso, me gustaría destacar dos métodos para la toma de decisión: Una de ellas es la matriz de priorización y la otra es el árbol de decisiones. Tanto una como otra me han sorprendido bastante, ya que es una manera matemática y científica de poder tomar una decisión final, cosa que nunca antes había visto.
Para tomar la decisión final no hay que precipitarse ni darle demasiado tiempo, ya que, si te precipitas puedes no haber visto todas las posibilidades y si tardas mucho tiempo, ese tiempo ya no vuelve y es demasiado valioso para perderlo. Finalmente, la decisión tomada ha de ser informado al resto del grupo.
Con este breve resumen sobre el curso realizado, me gustaría hacer yo misma una pequeña reflexión: Nunca supe que decidir fuese tan difícil, pero a la vez tan fácil de aprender. En la vida diaria estamos decidiendo constantemente. Las decisiones cuando repercuten a la empresa no solo dependerán de una única persona la decisión final. Cuanta más personas aporten, más perspectivas se tendrá y más posibilidades de acertar y de tomar una mejor decisión. Pero lo más importante es que tu decisión no esté influenciada con momento de éxito en el pasado o fracasos. Ya que ese éxito o ese fracaso puede haber sido una casualidad y no la finalidad.